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José Vilas Nogueira

Lo importante es la voluntad

Admito con el prócer agrario-comunicador, la importancia de la voluntad. Pero, si la ETA tiene voluntad de dejar las armas, ¿por qué no las deja? ¿Para qué las quiere? Por ejemplo, yo no tengo voluntad de cazar, por tanto no tengo escopeta.

Con el torpe balbuceo y la engolada solemnidad, que caracterizan a nuestra secta gobernante, el Sr. Moraleda ha dicho que "lo importante es la voluntad". Amén, respondo yo. Amén, responderán los devotos progres. Amén, deberá responder todo el mundo, si no quieren ser detenidos (no, técnicamente, claro, que no va a perder su tiempo la policía con esas finezas; a lo bestia, que es más expedito y eficaz).

La razón de que el secretario de estado de Comunicación del Gobierno de Zapatero nos haya hecho partícipes de su quintaesencia filosófica (más valen quintaesencias que fárragos, sentenció Gracián previsoramente) ha sido dar respuesta a la demanda del líder de la oposición. Pretendía Rajoy que la ETA entregase sus armas como requisito para la iniciación del (torpemente) llamado proceso de paz. No ha de ser así, nos explica Moraleda, pues lo importante no es la entrega de las armas, sino la voluntad de no usarlas. Reparen ustedes, argumenta, nuestro esclarecido gobernante: la banda puede entregar sus armas e ir corriendo al mercado a comprar otras. No habríamos ganado nada.

Deslumbrado queda uno ante tan profundo razonamiento. Efectivamente, una mente trivial y reaccionaria, como la mía, discurre más superficialmente. Admito con el prócer agrario-comunicador, la importancia de la voluntad. Pero, si la ETA tiene voluntad de dejar las armas, ¿por qué no las deja? ¿Para qué las quiere? Por ejemplo, yo no tengo voluntad de cazar, por tanto no tengo escopeta. Si, pese a ello, tuviese un arma de este tipo, por herencia, por un regalo u otro capricho del destino, renunciaría gustoso a ella. Moraleda parece que quiere tranquilizarnos, pero su curiosa lógica nos deja más preocupados que antes. Si invoca la posibilidad de que los terroristas compren nuevas armas, no debe estar muy seguro de la voluntad que les atribuye, o de la persistencia por mucho tiempo de tal voluntad, supuesto que existiese actualmente.

No sé si Moraleda o el propio Zapatero, han dicho que Tony Blair les ha convencido de la no pertinencia de tal petición. Es posible, aunque, si así fuere, una estupidez dicha en la Moncloa no deja de ser estúpida por decirla en Downing Street. De todos modos, dado que la competencia en inglés de Zapatero no va más allá de a beautiful day, ¿cómo sabe Jose lo que le ha dicho Tony? Lo más probable es que no lo haya entendido correctamente. Además, resulta impúdico que Zapatero invoque la opinión del primer ministro inglés para justificar su rendición incondicional ante la ETA, que no de otra cosa se trata. ¿No habíamos quedado en que Blair, uno de los protagonistas de la foto de las Azores, era un "criminal de guerra" como su socio Bush? ¿Cómo nuestro rojo pacifista toma lecciones ahora de tipos tan execrables?

Bien que me conformaría con que Zapatero adoptase como modelo al político británico. Blair como primer ministro del Gobierno del Reino Unido defiende a su país, y hace honor a sus obligaciones constitucionales. Ante el problema suscitado por la voluntad secesionista de una parte de la población del Ulster ha intentado, mejor o peor, encontrarle una solución. En este proceso se ha concedido a aquella provincia un régimen de autonomía (infinitamente menos "autonómico" que el que disfruta cualquiera de nuestras comunidades). Y, como la concesión no detuvo el enfrentamiento civil, aquella limitada autonomía fue suspendida. No ha habido rendición ante los terroristas; como consecuencia, últimamente parece que las cosas han mejorado y se encaminan a un arreglo satisfactorio.

Por el contrario, Zapatero, como presidente del Gobierno de España, traiciona a su país, vulnerando una y otra vez la Constitución, rindiéndose a la voluntad de los disgregadores donde existen y alentando su surgimiento donde aún no existen. Blair no tiene por qué saber que el caso del Ulster sólo tiene en común con el del País Vasco la presencia de una voluntad secesionista, apoyada en la violencia armada, en una parte de la población. No hay paralelismo históricos, no hay enfrentamiento religioso, no hay violencia unilateral. Zapatero está obligado a no ignorarlo.

Una vez más, la invocación del "modelo" extranjero funciona entre nosotros como legitimación de nuestros pecados. No copiamos a ningún otro país, sino lo que nos conviene de cada uno de los diversos países, que no es precisamente lo más digno de ser copiado. En manos de coprófilos y traidores, el resultado huele fatal.

En España

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