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Ignacio Cosidó

La prisa de Zapatero

que el presidente esté buscando un rédito electoral por la paz en la eventualidad de unas elecciones anticipadas

Tres semanas después de que ETA anunciara el cese de sus actividades armadas el hecho fundamental es que la organización terrorista sigue existiendo y actuando. Siguen llegando cartas extorsionando a empresarios, un terrorista ha sido encarcelado por transportar bonos para la financiación de la banda y ahora se incendia el negocio de un concejal de UPN. A pesar de todo, el presidente del Gobierno proclama que el cumplimiento del alto el fuego es perfecto y se plantea incluso adelantar su comparecencia en el Congreso para solicitar una autorización con la que poder iniciar las negociaciones formales con los terroristas.

Rodríguez Zapatero parece tener una enorme prisa por avanzar en su particular proceso de paz. Esa prisa resulta, sin embargo, sospechosa y contraproducente. Sospechosa porque parece que el presidente esté buscando un rédito electoral por la paz en la eventualidad de unas elecciones anticipadas. Contraproducente porque coloca al Gobierno en una situación de mayor debilidad frente a las demandas de los terroristas. El presidente debería tomarse el proceso con más calma, prolongar el tiempo de verificación del alto el fuego e insistir en la desaparición definitiva de la banda terrorista para que Batasuna pueda ser rehabilitada como un actor político legítimo.

El atentado contra la propiedad de un concejal de UPN resulta ahora especialmente preocupante. Puede ser, como sugiere el portavoz del PNV, que haya sido un gesto de un sector de ETA que no está conforme con el alto el fuego decretado por la cúpula de la banda. Puede que, por el contrario, sea un gesto de la propia dirección de ETA para avisar de que el proceso no camina a la velocidad o en la dirección que ellos consideran pertinentes. Ambas hipótesis abren enormes interrogantes sobre el proceso de dialogo abierto por Zapatero.

El escenario político se complica aún más con el aviso del lehendakari de someter a referéndum los acuerdos alcanzados en una mesa de partidos políticos sin pasar por el Parlamento español y al margen de la legalidad vigente. El PNV no parece resignarse al papel de mera comparsa que le ha reservado el Gobierno. Es más, en la mesa de partidos vascos que Ibarretxe convocará después del verano todo apunta a que se reconstituirá un frente nacionalista cuyos socios competirán por asumir el protagonismo promoviendo cada uno reformas más radicales que el adversario. La debilidad del Gobierno Zapatero para hacer frente a esa ofensiva puede resultar catastrófica para el futuro de España.

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