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Encarna Jiménez

Monstruos en Eurovisión

Su puesta en escena entraba dentro de la tradición de monstruos de los países nórdicos y de los montajes pirotécnicos de las inauguraciones de los Juegos Olímpicos, con sus alegorías mitológicas.

Ha sido una verdadera lástima que José Luís Uribarri ya no haga los comentarios del festival de la canción de Eurovisión porque, sin quitarle méritos a Beatriz Pecker, que le tiene cogido el tranquillo, sólo él hubiera sabido interpretar lo que ocurrió el sábado en Atenas, con el lío de votaciones y la victoria de un grupo finlandés de rock duro llamado Lordi cuyos miembros van caracterizados de monstruos terroríficos y nunca muestran su cara.

La 51ª edición del festival, al contrario de lo que suele ocurrir, tuvo un cierto nivel, dentro de su confusión, pues resulta chocante que los representantes de Alemania sean cantantes de "country", los de Lituania se conviertan en unos gamberros con corbata llamados LT United, la chica de Dinamarca concurse con un twist , el de Moldavia titule su canción "Loca" y el de Israel sea negro. Eso sin contar que hace falta un mapa para colocar a los países y. de paso. conocer los flujos de migración entre ellos. De esta manera sabríamos las razones del granero de votos de Turquía o Armenia.

Un sesudo profesor de Oxford ha estudiado el mapa de votaciones en los últimos años y ha pontificado sobre las alianzas de pueblos y el porqué de los fracasos de algunos países, entre los que se cuenta España, al que sólo votaron este año Andorra y Albania. Lo de Andorra se puede entender pero, ¿por qué nos quieren en Albania cuando lo cierto es que a las Ketchup, de la saga del Tomate, no las votarían ni en su país? Una pitonisa que llevaron a TVE para que la entrevistara el dicharachero Carlos Lozano en un programa nostálgico ya anunció que nos quedaríamos entre los últimos y, en efecto, la canción "Bloody Mary" obtuvo el puesto número 21 de 24 participantes.

El festival de este año ha sido chocante por varias razones, entre ellas, porque se haya alzado con la victoria la canción "Hard Rock Hallelujah" interpretada por el grupo heavy Lordi, de Finlandia. Su puesta en escena fue rompedora dentro de lo que son los cánones del festival, que pueden ser horteras, aunque este año estaban la mar de finos y tecnológicos, pero entraba dentro de la tradición de monstruos de los países nórdicos y de los montajes pirotécnicos de las inauguraciones de los Juegos Olímpicos, con sus alegorías mitológicas. En algún momento funcionó el marketing del grupo que algunos calificaban como satánico, aunque su canción fuera tan inocente como decir que se gana el cielo con el rock duro. El cielo es dudoso pero los votos se los llevaron, quizá porque la juventud se interesa por este festival, aunque nos parezca extraño.

El certamen musical, curiosamente, ha sobrevivido con bastante buena salud y con un funcionamiento de votaciones cada vez más participativo, bien sea por los concursos tipo "Operación Triunfo" o por los votos de los telespectadores.

En España todavía se hacen programas echando mano de la historia, como el que presentó Carlos Lozano con la participación de Massiel, Salomé, José Ramón Pardo, Karina, etc., pero ya estamos en otra época. Ahora los pequeños países, como Montenegro, se preocupan de la selección como si fuera el estatuto de independencia y los rusos llevan lo que está más de moda en el país. Con este panorama hasta choca que le den 20 puntos a un cuarteto bastorro que quería repetir el éxito de "Aserejé". En Eurovisión, España ya sólo va de bulto, mientras las nuevas naciones y la vuelta del heavy toman el escenario.

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