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Ignacio Villa

Los pasos de la rendición

Está todo tan fuera de lugar que lo único que explica la situación en la que nos encontramos es precisamente un pacto bajo cuerda entre el Gobierno y la banda terrorista ETA. Lo de ahora es la escenificación pública de unos acuerdos previos.

El presidente del Gobierno, este domingo en Baracaldo, ha dejado claro que el proceso abierto con los etarras es un proceso de rendición de la democracia. Su anuncio, hecho con la solemnidad vacía que tanto le gusta utilizar, del inicio del diálogo con ETA ha sido la confirmación nítida de que estamos ante una dinámica pactada y bien pactada, con unos pasos medidos entre el ejecutivo y los terroristas. El guión es tan burdo que a estas alturas de la película los españoles somos conscientes de que Zapatero está intentando engañarnos.

Son muchos los elementos que corroboran estas afirmaciones; pero quizá llama la atención un cambio que el propio presidente debería de explicar. En Baracaldo, este domingo, Zapatero hablaba de que en el próximo mes de junio va a comunicar a los partidos políticos el inicio del diálogo con los terroristas. Ese es el anuncio del presidente, cuando su compromiso, aprobado en las Cortes, era acudir al Congreso para pedir la aprobación de las fuerzas parlamentarias al inicio de ese diálogo, cuando ETA haya anunciado su decisión de dejar las armas.

En su momento, esta resolución del Congreso aparecía como una trampa dialéctica construida contra el PP y el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Pero es que el presidente ya no es capaz ni de cumplirla. No quiere pedir permiso, se limita a comunicarlo. Mientras, ETA sigue operativa en Francia, sigue con las extorsiones, sigue el terrorismo callejero, respalda los atentados de Navarra y el País Vasco, exige la anexión de la Comunidad Foral de Navarra, no ha pedido perdón a las víctimas y no ha cedido un ápice en sus reivindicaciones. En definitiva, están más firmes, beligerantes y provocadores que nunca. Pero los etarras son los de siempre; es el Gobierno quien se ha colocado en una posición sin precedentes, a disposición de los terroristas, de una forma humillante.

Está todo tan fuera de lugar que lo único que explica la situación en la que nos encontramos es precisamente un pacto bajo cuerda entre el Gobierno y la banda terrorista ETA. Lo de ahora es la escenificación pública de unos acuerdos previos. Y es que tener que escuchar encima a Pérez Rubalcaba diciendo que el alto el fuego es "completo y real" después de lo que está pasando es la prueba definitiva de ese engaño. ¿Donde está el texto íntegro de los informes de verificación que nadie ha visto y sobre los que sólo conocemos lo que ha decidido publicarEl País? ¿Qué hacemos con esa incapacidad del Gobierno para responder a las amenazas de ETA? Estamos ante un Gobierno cobarde y, encima, mentiroso. Con estos ingredientes, el futuro no puede ser otro que el de la rendición.

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