Menú
Ignacio Villa

Zapatero en su urna de cristal

El que a Zapatero le molesten cada vez más las críticas es el ejemplo claro de que nos preside un político intransigente e incapaz de aceptar que como humano puede hacer las cosas mal; en este caso, muchas cosas y muy mal.

El diagnóstico es definitivo; Rodríguez Zapatero ya tiene el síndrome de la Moncloa. Es una enfermedad que consiste en la prepotencia, la displicencia, el desprecio al adversario, el complejo de superioridad y el distanciamiento de los verdaderos intereses de los españoles. Zapatero no sabe lo que es el famoso talante y todo indica que no lo ha sabido nunca.

La llegada al Congreso de la esperpéntica reforma del Estatuto de Andalucía ha vuelto a dejar a Zapatero en su verdadero sitio. El presidente del Gobierno ha defendido en el Congreso lo que no es más que una simple coartada, una excusa, una trampa para justificar la reforma del Estatuto de Cataluña. Pero después de esa defensa parece que se ha enfadado mucho al escuchar a Mariano Rajoy; y es que terminada su intervención ha desaparecido del hemiciclo hasta la votación final. El que a Zapatero le molesten cada vez más las críticas es el ejemplo claro de que nos preside un político intransigente e incapaz de aceptar que como humano puede hacer las cosas mal; en este caso, muchas cosas y muy mal.

Zapatero se ha convertido en un presidente atrapado por sus errores, por su mentiras y por su engreimiento. No acepta que nadie le lleve la contraria, viviendo como vive inmerso en la adulación. Fabrica realidades virtuales que él mismo se termina creyendo. Estamos ante una situación que no admite comparación con anteriores legislaturas y que está complicando la vida a todos los españoles a una velocidad de vértigo.

¿Desde cuando Andalucía tenía inquietudes por convertirse en una realidad nacional? ¿Cuando es el momento en que los andaluces decidieron preocuparse por un nuevo Estatuto? ¿A los andaluces les preocupa un texto estatutario copia del catalán o por el contrario les importa más tener trabajo, que mejoren las infraestructuras o dejar en la cuneta al "chavismo" que los desgobierna? El presidente no descansa en su afán por destruir la España constitucional. Cataluña, Andalucía, País Vasco, Canarias y Galicia son los pasos previstos en el cambio de régimen que ha diseñado.

Este presidente del Gobierno vive ya instalado en una urna de cristal, muy lejos de la realidad de España. Y lo peor es que no parece que se vaya a parar. Él sigue y sigue. Sus objetivos los tiene claros y los persigue con prepotencia. Peor mezcla, imposible.

En España

    0
    comentarios