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Las flores del mal

Zapatero es perfectamente consciente de que el éxito de su proyecto, presentarse como el artífice del fin del terrorismo y lograr mayoría absoluta en 2008, exige una campaña propagandística sin precedentes.

Las últimas encuestas señalan que la sociedad española está demasiado lejos de aceptar las oscuras maniobras de Rodríguez Zapatero en relación con la banda terrorista ETA. Las conversaciones secretas, los informes desconocidos y los acuerdos en la sombra parecen no tener el efecto deseado por el Gobierno entre los españoles. Por ello se encuentra necesitado de una nueva vuelta de tuerca a la asfixia propagandística e informativa con que envuelve la negociación.

Aquí se encuadra la iniciativa de los actores y actrices españoles que anuncian movilizaciones y la campaña "Rosas Blancas para la paz", para apoyar la negociación entre Zapatero y Josu Ternera. Menuda sorpresa: Hace tres años les importaba muy poco la suerte de los iraquíes; sonreían cuando Sadam Husein masacraba poblaciones enteras por traidoras, y aún exigen al anterior Gobierno pedir perdón por la guerra de Irak. Eso sí, ellos no se dignan a hacer tal cosa cuando aún se desentierran las fosas comunes cavadas mientras gritaban "No a la guerra" y agitaban la bandera de la Paz. Su indignación es selectiva, y entre subvención y subvención, bolo y entrevista televisiva encuentran tiempo para preocuparse por el proceso de paz.

Hoy, como entonces, escenifican la negociación entre Zapatero y ETA con rosas blancas; lástima que desde las sedes acosadas y las viviendas blindadas de concejales, empresarios y periodistas vascos no alcancen a verlas con la misma claridad que la Unión de Actores. Mientras las víctimas de hoy ven que el Gobierno les ha abandonado a su suerte, los maestros de moralidad no ven ni las bandas batasunas desfilando por las calles ni el humo de los incendios de sus atentados. Les da exactamente igual, porque ya saben a quien culpar de todos los males.

Por encima del activismo panfletario de unos actores que llevan años buscando secuestrar la libertad de elección del espectador, un hecho se muestra evidente; el gobierno de Rodríguez Zapatero está movilizando a todos sus aliados políticos y sociales para apuntalar la negociación política con ETA. Es perfectamente consciente de que el éxito de su proyecto, presentarse como el artífice del fin del terrorismo y lograr mayoría absoluta en 2008, exige una campaña propagandística sin precedentes. Para ello ha llamado en su auxilio a los mismos que le empujaron a la Presidencia hace dos años, en los medios de comunicación, sindicatos, asociaciones sociales y culturales.

Así, los comisarios políticos en el mundo del cine vuelven a acudir en auxilio de quien hoy les da de comer, y lo hacen enarbolando la misma bandera que hace unos años; la bandera de la Paz. Y lo hacen con rosas blancas en la mano. Claro que desde el País Vasco, donde los de siempre siguen llevando la escolta de siempre, esas rosas parecen estar ya marchitas, y desprenden el aroma del miedo. El mismo aroma que los actores son incapaces de captar. Será por sus perfumes de marca.

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