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Álvaro Bardón

Dinero "pa'la red social"

Pero mi problema es que no comprendo cómo, cuadruplicando el aporte fiscal a la educación, ésta ha bajado de calidad. Y para qué los voy a dar la lata de nuevo con la lista de repartos públicos que usan mal el dinero que nos roban vía impuestos.

Los senadores chilenos creen que ganan poco y que sus ingresos deben pasar de los 10 millones mensuales, como los diputados, que se reajustaron junto con los ministros. A éstos, como al Presidente, los premiaron, después de cobrar vergonzosos sobres brujos. Los consejeros del Banco Central mejoraron también, como otros ejecutivos del sector público, algunos de productividad negativa porque sólo molestan a los que trabajan, al igual que el ejército de inspectores. Los alcaldes se arreglaron los bigotes con las mayores contribuciones y antes lo habían hecho los profesores, para mejorar la calidad de la educación. Es de risa, ¿no cree?

En las empresas estatales se gana mucho dinero de variadas maneras, y en los ministerios se observan fuertes alzas salariales. No es como antes, cuando se hablaba de los "servidores públicos"; hoy, estas remuneraciones son mejores que las privadas. Además, este "esfuerzo redistributivo" se ha fortalecido con la creación casi diaria de ministerios, subsecretarías y novedosos programas y agencias oficiales. Hasta las Fuerzas Armadas, un poco avergonzadas, están pidiendo en estos días un trato salarial más digno.

¡Esta es la reforma del Estado, pues, compañero! Es el gasto social redistributivo. "Pa’los pobres", usted sabe. Y ahora subimos los impuestos, para innovar. Como con el "royalty-robo" a la boliviana, cuyos ingresos —según los senadores— ya se está enredando en instancias distintas del Fondo de Innovación, que viene a acompañar a los como 30 otros sigilosos programas oficiales que ya existen. ¡Es que falta mucha plata para tanto programa social! Por esto hay que subir indefinidamente los impuestos. Usted, Bardón, nunca lo entenderá, porque es un anarco-capitalista, de mercado, economista, insensible, un Satanás sin sentimientos socialistas.

Pero mi problema es que no comprendo cómo, cuadruplicando el aporte fiscal a la educación, ésta ha bajado de calidad. Y para qué los voy a dar la lata de nuevo con la lista de repartos públicos que usan mal el dinero que nos roban vía impuestos. Casi todas, salvo, parcialmente, los seis ministerios clásicos que fueron pensados para defender los derechos ciudadanos.

Si hubiera inteligencia, las tareas, ministerios y agencias públicas se evaluarían y, luego, se cerrarían aquellas que no cumplen su propósito, devolviéndoles los tributos a los chilenos. Como habría que hacer ahora con los excedentes del cobre, que deberían darse a la gente, por la vía de reducir impuestos aberrantes, como el de timbres y estampillas, bencinas, bebidas gaseosas, contribuciones, herencias o aranceles a importaciones como los servicios de computación.

¡Hagamos algo, antes de que los socialistas de todo el espectro político nos desnuden con el cuento de ayudar a los pobres o, lo que está de moda, innovar!

Les advierto que, si no bajan los impuestos, los castigaré preguntando en público cuántos indígenas se han integrado a la sociedad con las platas fiscales; cuántos lavadores de dinero ha capturado la ANI y su máquina de terror; cuántos "géneros" hacen el amor civilizadamente desde las Jocas para acá, o cuántos empresarios agrícolas ha creado el Instituto de Desarrollo Agropecuario en 60 años. Esto, en comparación con lo que nos costaron en impuestos.

No preguntaré por el mejoramiento en la calidad de la educación y la salud, porque están a la vista.

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