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Fundación Heritage

Progreso en Irak

La exitosa formación de un nuevo gobierno iraquí, que se ha reunido este domingo por primera vez después de 5 meses de difíciles negociaciones, es un paso sumamente importante en el esfuerzo de hacer de Irak un estado autosostenible y democrático.

Helle Dale

Al mirar las noticias invariablemente contradictorias sobre Irak y la impaciencia en Estados Unidos con una guerra que entra a su cuarto año, me viene a la mente la letra de la vieja canción patriótica "Por allá". En la canción de George M. Cohan, que capturaba el espíritu de la generación de la Primera Guerra Mundial, "los yanquis vienen" al menos con muchísimo más brío que el que estamos experimentando por nuestro país en estos días, especialmente si pensamos en la categórica línea final: "Y no volveremos a casa hasta que acabemos la labor por allá".

¿Pueden los americanos sentirse orgullosos de este tipo de compromiso firme hoy en día? ¿O vamos a ver la repetición de una guerra de Vietnam en la que Estados Unidos ganó en el campo de batalla pero que, en casa, perdió sus ganas de luchar? A medida que vamos haciéndonos más preguntas, debemos tener en mente que no hay ninguna duda de que nuestro cometido determinará el éxito o el fracaso en el Irak post Sadam.

La exitosa formación de un nuevo gobierno iraquí, que se ha reunido este domingo por primera vez después de 5 meses de difíciles negociaciones, es un paso sumamente importante en el esfuerzo de hacer de Irak un estado autosostenible y democrático. Esta hazaña debería ser saludada como un hito del pueblo iraquí y del compromiso americano en su futuro.

La verdad es que sólo un gobierno iraquí elegido en las urnas tendrá la credibilidad doméstica para gobernar el país y tomar control de la seguridad interior. Hasta ahora, el Irak después de Sadam ha tenido dos gobiernos que llevaban la huella del respaldo americano y una asamblea constituyente que allanó el caminó para las elecciones del 15 de diciembre.

No obstante, sólo ahora los iraquíes tienen un gobierno escogido por votantes iraquíes en una elección democrática. No podemos negar que ha sido un proceso interminable desde el derrocamiento de Sadam. Y sin embargo es muy cierto también que ese proceso ha tenido un ímpetu consistente. En consecuencia, el nuevo gobierno será más incluyente y tendrá una mayor credibilidad con su población, más que cualquier otro órgano previo de gobierno.

Hablando en Chicago el lunes pasado, el presidente Bush recordó a los americanos la importancia de nuestro firme cometido en Irak. "El Gobierno es aún una labor en curso y superar las viejas divisiones tomará tiempo", dijo Bush.  "El nuevo gobierno iraquí no cambiará los objetivos americanos o nuestro compromiso. A medida que el nuevo gobierno iraquí vaya ganando confianza y siendo más capaz, Estados Unidos jugará un papel cada vez más secundario... Este nuevo Gobierno de unidad merece el apoyo americano y lo tendrán".

Es cierto que el nuevo gobierno iraquí refleja un verdadero espíritu incluyente. Sí, los chiítas, el grupo mayoritario de la población, son los que tienen la mayoría de los puestos en el gobierno, como es lógico; actualmente 20 de 40. Esto incluye el puesto de primer ministro que ocupa Nouri Maliki, político poco conocido que viene de un partido que por años lideró una clandestina resistencia armada contra Sadam Husein y el partido baasista.

Aún así, los kurdos ostentan 8 puestos gubernamentales, incluyendo el puesto de ministro de Relaciones Exteriores que hoy ocupa Hoshiyar Zebari, portavoz de Asuntos Exteriores durante 10 años del Partido Democrático Kurdo. Los sunníes también ocupan 8 puestos gubernamentales que incluyen el Ministerio de Justicia. El gobierno cuenta así mismo con un cristiano que es ministro de Derechos Humanos.

No obstante queda mucho por hacer. Hay 3 puestos claves, llenos de poder, que aún no se han repartido: los ministerios de Defensa, de Interior y de Seguridad Nacional. El que los controle, controlará a las fuerzas armadas iraquíes, la policía y los servicios de inteligencia. No hace falta decir que mucho depende de cómo se distribuyan finalmente. En la actualidad, están divididos en 3 partes entre el primer ministro chiíta y los dos viceprimer ministros sunní y kurdo.

Estados Unidos y los países aliados están esforzándose para llegar al momento de que las fuerzas iraquíes puedan asumir la responsabilidad por la estabilidad del país. Nos queda un largo y difícil camino como bien nos lo recuerda a diario la cobertura mediática sobre Irak.

Sin embargo, el recién instalado primer ministro Maliki se sentía lo suficientemente seguro como para decirle al premier británico Tony Blair –que llegó el martes a Bagdad en una visita sorpresa– que las fuerzas iraquíes estarían listas para asumir la responsabilidad completa de algunas provincias y ciudades ya el próximo mes. Al final, ese es el tipo de progreso que llevará a la reducción paulatina de fuerzas americanas, británicas y aliadas que es lo que todos anhelamos.

©2006 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

Libertad Digitalagradece a laFundación Heritageel permiso para publicar este artículo.

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