Menú
Amando de Miguel

De re pública

Una vez más, registro la opinión del incombustible José Mª Navia-Osorio, como expresión de lo que podría ser una especie de cuaderno de bitácora de la singladura nacional. En este caso lo escrito en ese diario pertenece a la experiencia de haber seguido el llamado “debate sobre el estado de la nación”, que no fue ninguna de las tres cosas:
 
“Ayer fue un día triste. Uno esperaba que su partido saliera "dando bocaos" en el debate del estado de la Nación (suena a americanada, el estado de la Unión) y me encuentro a un señor de Pontevedra hablando de exportaciones. ¡Manda narices!. Se le quita la afición. ¿Es tan difícil entender que en más de media España los militantes y votantes del PP lo estamos pasando mal?. Si yo fuera ex-ministro y estuviera blindado por mi escaño parlamentario y tuviera coche oficial a lo peor también hablaba de lo que será muy importante pero que no me mueve a votar a ningún partido.
 
¿Se caerá del guindo D. Mariano? ¿No se dio cuenta de que cuando perdió las elecciones el PP había logrado un bienestar económico como nunca habíamos visto? y así todo perdió ¿se cree que se gana elecciones prometiendo bajar el IPC en 2 puntos?. Total que en los próximos días tendré a los del PSOE (mis jefes por cierto) envalentonados y me veré obligado a enfrentarme a ellos. A mí tampoco me gusta enfrentarme a nadie, menos que a Rajoy. Si hubiera sido una persona dócil y calladita estaría esperando la próxima jubilación de mi jefe para heredar la Jefatura de servicio de mi hospital. Como no puedo ser dócil y calladito estoy donde estoy. Pero duermo muy bien y no me arrepiento de nada aunque noto un ardorcillo en el estómago en días como ayer...
 
Ser de derechas en Asturias (la pequeña Albania) no es agradable. Tiene la ventaja de que no es aburrido, pero sinceramente preferiría ser un aburrido registrador de la propiedad en excedencia con mi coche oficial esperándome a la puerta.
 
¿Sabe lo que le digo? que esta tarde me voy a jugar al golf y a D. Mariano que lo zurzan. Y los sociatas que sufran mañana cuando me vean llegar moreno, me pregunten si fui a la playa y les conteste, con indiferencia de niño pijo, que "debe ser del golf porque en el club todavía están cerradas las piscinas" se ponen verdes de envidia y yo me meto muy contento en mi zulo-despacho de 2x3 metros”.
 
J. Hernando Alonso (según deduzco) me pide que explique la distinción entre Estado federal (Estados Unidos) y Estado confederal (Suiza). Es un juego de palabras. Habría que decir, mejor, Estado federal (Bundestaat en alemán) y Confederación de Estados (Staatenbund). No soy un experto en Derecho Políticos, aunque esa fuera mi primera vocación, pero la distinción es clara. En el Estado federal hay una única soberanía, un único sujeto de Derecho Internacional, que es ese Estado federal regulado por una Constitución. En la Confederación los Estados que la componen son soberanos, con personalidad internacional propia. El ejemplo clásico de la distinción es el de los Estados Unidos. En 1776 se constituye la Confederación de las 13 colonias, convertidas en Estados soberanos, pero unidos por un común propósito. Ahora bien, en 1787 se establece la Constitución y se convierten en un Estado federal con una sola personalidad internacional. En ambos casos, el Estado Federal o la Confederación, los Estados integrantes tienen los mismos derechos y capacidades. La anécdota divertida fue que en 1997 el Gobierno de España emitió un sello conmemorando el “segundo centenario de la Constitución de los Estados Unidos”. Supongo que es una rareza filatélica.
 
Lo original de la actual situación española es que se parte del Estado de las Autonomías, que es una variante del Estado federal, pero se está pasando a una especie de Confederación con los Estados desiguales. Es lo que se ha llamado (en una especie de broma etílica) “Federalismo asimétrico”. Concretamente, Cataluña tiene más derechos y capacidades que los demás Estados coaligados. Seguirá el País Vasco unido a Navarra, lo que aumentará la confusión hasta extremos caóticos. Espero que algún libertario más competente que yo en esta materia aclare la confusión.
 
José Mª Navia-Osorio envía una aguda observación: “¿Se da cuenta de que los del PNV han desaparecido de la escena? […] Si no fuera por lo que significaría de horror y muerte, me haría mucha gracia ver la República Democrática (marxista-leninista) de Euskadi con los derechistas del PNV perseguidos con saña”. No es un futurible inverosímil, calculo yo.
 
Ignacio Frías se plantea si se debe decir “alto el fuego” o “alto al fuego”. Parece más correcta la primera forma, aunque también se oiga la segunda. Pero lo fundamental, en mi opinión, es que el “alto el fuego” equivale a la cesación momentánea de hostilidades entre dos ejércitos en lucha. Ahora bien, en el caso de los terroristas vascos solo hay un sedicente “ejército” en lucha. Lo que ocurre es que ese “ejército” tiene ganada la batalla de las palabras. No es solo “alto el fuego” sino “proceso de paz”, “comandos”, “lucha armada”, “impuesto revolucionario” y tantas otras expresiones militares que se imponen desde el lado de los facinerosos vascos. Poco a poco se van ganando el mérito de héroes por parte de la España oficial. Es un caso de degradación moral que resulta carminativo.
 
Diego F.C. Rodríguez (San Salvador de Jujuy, Argentina) se apunta al concurso para la palabra que mejor se adapte a “inepto que se cree una de las mentes privilegiadas del planeta”. Se alude, claro está, a Zapatero. Don Diego proponefatuo. Para elDiccionario de autoridadesequivale a “simple, tonto, insensato, que no discierne ni distingue”.

En Sociedad

    0
    comentarios