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Cal Thomas

El verdadero Irak

La clave de la victoria para Irak y Estados Unidos es mantener el curso hasta que el Gobierno iraquí elegido democráticamente pueda defenderse a sí mismo y al país

El Pentágono ha finalizado su investigación de la muerte el 15 de marzo de 13 iraquíes en la ciudad de Ishaqi. Concluye que los soldados americanos actuaron según las normas de combate cuando dispararon contra una casa tras recibir fuego primero por parte de un operativo sospechoso de Al Qaeda. La investigación de un incidente el 19 de noviembre en Haditha en el que veinticuatro civiles iraquíes fueron abatidos continúa, aunque algunas personas ya se han adelantado a juzgar y condenar a un grupo de Marines norteamericanos.
 
Algunas noticias acerca del incidente de Ishaqi observaban que los comandantes del ejército norteamericano creían que la información de la policía iraquí era parte de un intento de desacreditar a las tropas americanas y fomentar el resentimiento entre los locales.
 
De esa opinión y la estrategia vinculada para minar el apoyo a la guerra en casa escribe Amir Taheri, ex director ejecutivo del Kayhán, el diario de mayor difusión de Irán. Escribiendo en el número de junio de la revista Commentary, Taheri explica que a los americanos se les está presentando una falsa imagen de las condiciones en Irak. Observando la dificultad de cubrir Irak adecuadamente, escribe Taheri, "... muchos de los presentadores, críticos y comentaristas en los que la audiencia y los editores americanos confían a la hora de describir la situación han sido contaminados por la creciente amargura de la política americana. Claramente hay quien en los medios y en las instituciones desea que la empresa de Irak termine en tragedia, como justa compensación a George W. Bush".
 
Para la izquierda pacifista, el odio al presidente es el filtro a través del cual fluye toda información. Ha creado "el sentido común" de que en Irak no está sucediendo nada bueno, e incluso si sucede, la inevitable derrota espera a Estados Unidos, que en última instancia tiene que retirarse, dejando el caos atrás.
 
"La presente realidad", escribe Taheri, "es muy distinta... igual que las perspectivas de futuro de Irak".
 
Uno no puede comprender nada de la región sin conocer su historia. Taheri recuerda que la historia lleva algún tiempo señalando "en una dirección inequívocamente positiva". Sus pruebas empiezan por los refugiados. Observa que cuando las cosas iban muy mal en Irak, la gente formaba largas colas en las fronteras turca e iraní, esperando escapar. Desde el derrocamiento de Saddam Hussein, escribe, están volviendo a casa: "Hacia finales del 2005, según la estimación más modesta, las cifras de refugiados retornados alcanzada la cota de los 1,2 millones". Si todo el país está consumido por el caos y el desorden, ¿por qué iban a volver a su patria tantos iraquíes?
 
Otras señal de ánimo citada por Taheri es el creciente flujo de peregrinos religiosos a los enclaves sagrados chi'íes. Cuando Saddam empezó a masacrar a los chi'íes después de una revuelta en contra suya en 1991, las peregrinaciones religiosas cesaron casi en seco. En el 2005, los lugares religiosos recibían alrededor de 12 millones de peregrinos, convirtiéndolos en los lugares más visitados de todo el mundo musulmán, por delante tanto de La Meca como de Medina.
 
Otras tendencias positivas vistas por Taheri incluyen la revalorización del dinar iraquí, comparado especialmente con las restantes divisas de la región; la reanimación de la actividad agrícola iraquí, que había experimentado un declive sin precedentes bajo Saddam; y el retorno de la "libertad de expresión" a Irak, especialmente en los medios.
 
Taheri también presenta una refutación contundente para aquellos que afirman que Estados Unidos intenta "imponer la democracia" a Irak. Escribe acerca de la historia de Irak con la democracia antes del golpe de estado militar pro-soviético de 1958, que estableció una dictadura izquierdista. Irak se constituyó a través de un referéndum popular en 1921. Establecía una monarquía constitucional modelada a imagen de Gran Bretaña, con un parlamento de dos cámaras, diversos partidos políticos y elecciones periódicas.
 
Taheri dice, "... contrariamente a la opinión percibida, la Operación Libertad Iraquí no fue un intento de imponer la democracia por la fuerza. En su lugar, fue un esfuerzo por utilizar la fuerza con el fin de eliminar los obstáculos a la democratización, principalmente deponiendo a un tirano que había suprimido de raíz un aspecto de la identidad del país bien establecido".
 
La clave de la victoria para Irak y Estados Unidos es mantener el curso hasta que el Gobierno iraquí elegido democráticamente pueda defenderse a sí mismo y al país. Los insurgentes y los terroristas apuestan a que no lo haremos. Gran parte de los medios y algunos políticos ya han dado la derrota por sentada; dando sustento a asesinos que creen que si mantienen el rumbo ganarán. Ganarán si nosotros no ganamos. No ganarán si ganamos nosotros.
 
El ensayo Taheri es una lectura obligatoria para cualquiera que no esté obsesionado con "dar su compensación" al presidente Bush.

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