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Carlos Rodríguez Braun

Salvar el Albéniz

El portavoz cultural de IU, don Luis Suárez, no titubeó en brindar una explicación concluyente: la expropiación forzosa del Teatro Albéniz está justificada porque se trata de una causa de interés (vamos ¿no lo adivina?) “social”.

Los actores, con el equipo izquierdista habitual, están dispuestos a “salvar el Teatro Albéniz”. El secretario general de un sindicato de actores, Jorge Bosso, expresó su reivindicación en un impresionante artículo en El País: “demandamos la acción política para que con el dinero de todos, si es necesario, salvemos un teatro que es de todos y para todos”. Obsérvese la reiteración holística: tres veces repite el inclusivo “todos”.

Por supuesto, a don Jorge no le importa lo que estos “todos” puedan aspirar a hacer con el fruto de su trabajo. La clave es que a todos hay que quitarles la libertad y el dinero para “salvar el Albéniz”. Esto es algo que no se puede hacer libremente, porque libremente todos demandarían conservar lo suyo y decidir ellas y ellos qué hacer con su dinero, si salvar el Albéniz o salvar otra cosa o no salvar nada. Pero el señor Bosso tiene la solución a este inconveniente de la libertad: la “acción política”, es decir, la coacción.

Izquierda Unida, lógicamente, dado su tradicional respeto a la libertad y la propiedad de los ciudadanos, ha exigido a Esperanza Aguirre que expropie la sala. El portavoz cultural de IU, don Luis Suárez, no titubeó en brindar una explicación concluyente: la expropiación forzosa del Teatro Albéniz está justificada porque se trata de una causa de interés (vamos ¿no lo adivina?) “social”.

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