Menú
EDITORIAL

Compromisos de alto el fuego

Ha sido la resistencia de la opinión pública a tragar con ruedas de molino y la movilización ciudadana lo que ha ido forzando a Zapatero a dejar para el último momento el cumplimiento del ultimátum de ETA.

Tras las detenciones ordenadas por los jueces Marlaska y Le Vert, ETA exigió en un comunicado que el Gobierno hiciera frente a sus "compromisos de alto el fuego". Rajoy pidió que alguien del Gobierno explicara qué compromisos son esos, que suenan muy mal. Porque aparentan referirse a impedir la actuación de los jueces, a dejar de perseguir terroristas, a destruir el Estado de Derecho a cambio de un cese temporal en la actividad criminal de la banda. Y, al fin y al cabo, el ahora ministro Caldera afirmó el día antes del 13-M  que "ETA nunca miente", por lo que cabe deducir que el gabinete del que forma parte otorga a este comunicado al menos la misma credibilidad que aquel en el que se nos vendió un "alto el fuego permanente".

Sin embargo, el ejecutivo ha optado por dar la callada por respuesta. En lugar de una explicación, Zapatero ha vuelto a acelerar su huida hacia delante. Así, pidió "sosiego" porque esto "va a ser largo" mientras, al mismo tiempo, afirmaba que cumpliría con los plazos previstos en el siguiente paso de la rendición del Estado de Derecho ante ETA. Las imágenes de los asesinos de Miguel Ángel Blanco hubieran permanecido en la retina de los españoles si Zapatero hubiese anunciado el inicio del "diálogo" con ellos estos días, de modo que el anuncio al final se retrasa a la que viene. Es el único momento que le queda antes de que venza el ultimátum dado por ETA a través de Gara.

Da lo mismo, por tanto, que sean incluso sedes del PSOE las atacadas por los terroristas callejeros, del mismo modo que ha dado igual que las redes de extorsión hayan seguido funcionando tras el "alto el fuego"; el Gobierno parece reducir la verificación de la voluntad de ETA en la inexistencia de asesinatos. Si desde el inicio de su mandato Zapatero se esforzó en neutralizar la Ley de Partidos por medio del subterfugio del PCTV y en silenciar a las víctimas, es porque su deseo de pactar con ETA es mucho más importante que la hipotética voluntad de la banda terrorista de abandonar su carrera criminal. Ésta no necesita existir, como de hecho no existe; la maquinaria mediática del PSOE tan sólo necesita de pequeños gestos para poder venderlos como el fin definitivo de la violencia.

Ha sido la resistencia de la opinión pública a tragar con ruedas de molino y la movilización ciudadana lo que ha ido forzando a Zapatero a dejar para el último momento el cumplimiento del ultimátum de ETA. Y sólo ellos podrán lograr que los siguientes pasos se retrasen o terminen por no darse. El más inmediato lo ha repetido hoy el Fiscal General del Gobierno, señalando a Otegi que no perseguirá como es su obligación un cambio de nombre de Batasuna de cara a las próximas elecciones municipales. Como es previsible que tampoco persiga la conferencia que como "portavoz de Batasuna" va a pronunciar en Barcelona el dirigente de la ilegalizada banda. Y es que, por mucho que Rubalcaba se empeñe, ya se han pagado precios políticos a ETA. El primero, el alto el fuego de la Fiscalía.

En España

    0
    comentarios