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John F. Stossel

Cárcel para ti, pero no para mí

Si los políticos tienen suficiente sentido común como para darse cuenta de que sus vidas no deberían ser arruinadas por consumir un poco de droga, deberían también tener la suficiente decencia como para reconocer que las de los demás tampoco.

Los políticos que elegimos afirman ser iguales al resto de nosotros. Pero es un mito. Estamos más cerca de que sea verdad aquello de "el Rey no puede equivocarse".

Tomemos, por ejemplo, el consumo de drogas. En 1992, cuando el candidato presidencial Bill Clinton fue interpelado sobre el suyo, dijo: "Nunca he roto las leyes de mi país". Fue uno de esos trucos de lenguaje típicos de abogados, como fue desvelado cuando un periodista le preguntó más tarde sobre las leyes de otros países.

"Nunca he roto una ley estatal", dijo. "Cuando estuve en Inglaterra, experimenté con la marihuana una o dos veces, y no me gustó y no fumé". Había una mueca de satisfacción en su cara; estaba claro que el consumo de drogas no era un tema importante para él. ¿Recuerdan cuando tocó el saxo en televisión? Lo que le granjeó la mayor carcajada fue hablar de fumar maría: "Así es como aprendí a fumar, tocando mi saxo", dijo sonriendo de oreja a oreja. "Soplas y después tienes que inhalar". Todo el mundo aplaudió.

Qué divertido. Su vicepresidente, Al Gore, también le dio a las drogas –"como estudiante y unas cuantas veces en el ejército"– y también otros políticos como el ex senador Bill Bradley o el secretario de Interior Bruce Babbitt. Nuestro actual presidente simplemente admitió "errores" en su juventud, y su padre, George H.W. Bush, cuando se le preguntó si alguna vez había fumado hierba, respondió: "No, pero odiaría hablar por mis hijos".

Es algo que hace gracia. Después de todo, más de 30 millones de norteamericanos han probado la cocaína, según la última Encuesta Nacional sobre el Consumo de Drogas. 90 millones de americanos han fumado marihuana al menos en una ocasión. "No es un tema importante", decía Bill Clinton.

Pero si no es un tema importante, ¿por qué su vicepresidente y él presionaron en favor de leyes contra las drogas más duras, con mayores estancias en prisión, y por qué detenemos a más gente que nunca, más de 1,5 millones de norteamericanos al año, bajo cargos relacionados con las drogas? La mayor categoría de detenciones es la de posesión de marihuana. Detenemos a más gente por tener marihuana que por violación, robo, asesinato y asalto con agravantes juntos. Ocho de cada diez arrestos relacionados con drogas son solamente por posesión, exactamente por lo que los políticos admitieron hacer. Ja, ja. Fumaremos hierba y bromearemos sobre ello, pero a ti, te encerraremos. Hipócritas.

La hipocresía también aparece cuando se pilla a sus amigos y familiares. El probable candidato presidencial del 2008, el senador republicano John McCain, ha defendido leyes sobre estupefacientes más duras, pero a comienzos de los años 90, su esposa Cindy robaba Percocet y Vicodin a una organización de caridad. No fue procesada. El Percocet y el Vicodin son medicaciones de Tipo II, la misma categoría legal que el opio. Cada pastilla conlleva una pena de un año de prisión y una multa económica. Pero la señora McCain entró en un programa alternativo pre-juicio y se salvó sin ser fichada.

El hijo del congresista republicano Duke "pena de muerte a los hampones de la droga" Cunningham fue condenado por posesión de 400 libras de marihuana. Mother Jones informó de que, en el tribunal, el congresista lloró y suplicó clemencia, explicando que su hijo "tiene buen corazón. Trabaja duro". El congresista –que denunciaba a "los jueces progres blandos con el crimen" y se manifestaba contra "las penas reducidas de mínimo obligatorio por tráfico de drogas" (y que hoy está en prisión por aceptar sobornos)– obtuvo para su hijo la clemencia que luchó por negar a otros: la mitad de la pena mínima "obligatoria" federal.

Con demasiada frecuencia, los políticos se protegen a sí mismos y a sus familias de los castigos que fijan para el resto de nosotros. Consumir drogas puede ser un crimen para usted, pero es una broma para alguien llamado Bush o Clinton. Nuestros gobernantes hacen leyes para castigarle y controlarle a usted y a su familia por hacer los mismos actos de los que alardearon en su juventud.

Fumar costo no es un tema importante. Si los políticos tienen suficiente sentido común como para darse cuenta de que sus vidas no deberían ser arruinadas por consumir un poco de droga, deberían también tener la suficiente decencia como para reconocer que las de los demás tampoco.

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