Menú
Francisco Cabrillo

Los chinos, ¿nuevos explotadores?

Si los chinos son también explotadores, ¿debería el entusiasta del pensamiento oficial regocijarse, por ejemplo, de un atentado en el centro de Pekín como lo hizo tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York?

Hace algunos días leí un artículo lacrimógeno sobre el papel que, según el autor, están empezando a desempeñar en África algunas empresas chinas. La idea de fondo del texto era que, tan pronto como China había emprendido el camino hacia una economía moderna y desarrollada, sus empresarios habían adquirido los mismos hábitos que los odiosos capitalistas occidentales y no habían dudado en lanzarse a la explotación de los países más pobres del tercer mundo. Tal situación parecía molestar especialmente al articulista, ya que le obligaba a replantearse muchos de los lugares comunes dominantes en el pensamiento políticamente correcto, entre ellos la correlación entre explotación y civilización occidental, que parece servir para justificar cualquier barbaridad realizada contra Europa o los Estados Unidos, empezando, naturalmente, por acciones terroristas de todo tipo. A partir de ahora las cosas pueden ser algo más complicadas. Si los chinos son también explotadores, ¿debería el entusiasta del pensamiento oficial regocijarse, por ejemplo, de un atentado en el centro de Pekín como lo hizo tras el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York?

Muy distinta es, sin embargo, la interpretación de esta nueva situación que ofrecen otros medios de comunicación. El Financial Times, por ejemplo, hablaba recientemente, con motivo del viaje del primer ministro Wen Jiabao a siete países del continente, de que los líderes chinos "cortejan" a los países africanos. Y todos los datos muestran que China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de la región, sólo por detrás de Estados Unidos y Francia, y ya por delante de Gran Bretaña.

¿Qué es lo que mueve al gobierno chino para hacer del continente africano un área prioritaria para su política exterior? Sin duda, la necesidad de asegurarse nuevas fuentes de suministro de materias primas y productos energéticos, de los que el país está muy pobremente dotado y que son, sin embargo, cruciales para mantener en el medio y largo plazo su fuerte ritmo de crecimiento económico. En los últimos meses está firmando acuerdos bilaterales en los que, a cambio de los recursos naturales que necesita, China está ofreciendo financiación y asistencia técnica para todo tipo de proyectos, incluidos los que requieren nuevas tecnologías como la informática o las telecomunicaciones.

No es esta estrategia sino un reflejo más de los cambios que está experimentado la economía mundial como consecuencia de la globalización y del nuevo papel que en ella desempeñan naciones como China o la India. Ante esta situación caben dos posturas. La primera, convencional y políticamente correcta, sería la reflejada al comienzo de este artículo: todo lo que no sean ayudas al desarrollo, tratamientos privilegiados o comercio justo no servirá para sacar al continente africano de la pobreza en la que hoy se encuentra la gran mayoría de sus países. La segunda consistiría, en cambio, en dar un salto adelante y ganar posiciones en el mercado internacional aprovechando que se ha producido un aumento muy importante en la demanda de mercancías que los países africanos tienen en sus territorios. No creo que los chinos sean especialmente partidarios ni de ayudas sin contraprestación de ni de nada que suene a comercio justo. Pero tienen una balanza comercial con un enorme superávit y están dispuestos a comprar lo que necesitan allí donde se lo vendan.

En vez de mirar con recelo a los "nuevos imperialistas", los africanos deberían intentar dar pasos significativos para la integración de sus economías en el marco internacional que está tomando cuerpo en los últimos años. Si los resultados finalmente no son buenos, si los recursos financieros conseguidos con el comercio son otra vez malgastados o se ingresan directamente en las cuentas corrientes de gobernantes corruptos mientras la población pasa hambre, la culpan de la miseria no la tendrán ni los europeos, ni los norteamericanos... ni los chinos.

En Libre Mercado

    0
    comentarios