Menú
EDITORIAL

Iberia: una huelga absurda e innecesaria

Iberia no se debe a ellos, ni mucho menos, sino a sus accionistas y a los pasajeros que llenan los aviones y mantienen a la compañía funcionando. Un principio tan elemental, sin embargo, no cabe en la cabeza de estos sindicalistas de altos vuelos.

Asistimos en estos días de comienzo del verano a una de las huelgas más absurdas, desacertadas e innecesarias de los últimos tiempos: la de los pilotos de Iberia. Absurda porque estos profesionales se cuentan entre los mejor pagados del mundo, desacertada porque, precisamente en esta época, es cuando el tráfico aéreo registra su pico anual, e innecesaria porque la empresa se ha mostrado dialogante desde el primer momento y dispuesta a escuchar las demandas de sus pilotos.

El sindicato SEPLA, antes siquiera de plantearse la oportunidad y necesidad de la huelga, ha abierto un conflicto que mantiene secuestrados a cientos de miles de clientes y que ha puesto en jaque a toda la compañía aérea. La coartada que los pilotos se han buscado esta vez es que temen por su empleo tras la creación de Catair, una aerolínea de bajo coste en la que Iberia tiene participación. No ha valido de nada que el presidente de Iberia se haya comprometido a garantizar los puestos de trabajo de los desairados pilotos. Éstos, muy en su línea habitual de defender con uñas y dientes sus privilegios, prosiguen con el pulso hasta que la empresa se dé por vencida y ceda.

Iberia no se debe a ellos, ni mucho menos, sino a sus accionistas y a los pasajeros que llenan los aviones y mantienen a la compañía funcionando. Un principio tan elemental, sin embargo, no cabe en la cabeza de estos sindicalistas de altos vuelos y crecidos sueldos. Es por ello que a los responsables de la compañía deben serlo ahora más que nunca. No pueden transigir con el chantaje y la sinrazón de un sindicato que, tomando a los clientes como rehenes, está demasiado acostumbrado a salirse con la suya.

En Libre Mercado

    0
    comentarios