Incansable recorrió el mundo el corte televiso del cabezazo de Zinedine Zidane a un jugador italiano. Como siempre, los noticieros repitieron hasta la saciedad la "mala" noticia y las "cabezas parlantes" y los columnistas deportivos analizaron el evento. Lamentablemente, dejaron fuera los beneficios que proporciona no solo un campeonato mundial sino toda la actividad futbolística por todo o casi todo el mundo.
No cabe duda que hay elementos negativos en el fútbol y en muchos deportes. He visto un video en el que se enseñaba a los jugadores como fingir y exagerar las infracciones para engañar al árbitro. Muchos jugadores poseen características muy poco loables como personas, como Maradona, a pesar de su talento en el campo. Igual que a Maradona, la prensa había puesto a Zidane como "modelo" para las juventudes. Pero la realidad revela poco valor cuando se mete un gol con la "mano de Dios" o se da un cabezazo al contrario.
No obstante, nadie puede negar la contribución positiva del deporte, de la competencia, de la inspiración y ambición que genera ver a individuos surgir desde las condiciones más adversas y alcanzar hitos nunca antes imaginados.
El énfasis negativo de los telediarios y comentaristas no se limita al deporte. Sucede lo mismo con las actividades mercantiles. Cuando aparece un Ken Lay (el recién fallecido ex director ejecutivo de Enron) o alguna empresa comete una fechoría, inmediatamente la culpa es de la "libertad del mercado". Una de las razones por las que muchos denigran, deploran y hasta buscan eliminar los mercados libres es la negatividad con la que se presentan los escándalos empresariales, aunque nadie propondría eliminar el fútbol, por muchas que fueran sus inmundicias.
A nadie se le ocurriría en el fútbol dar ciertas ventajas a algún jugador o a algún equipo porque no puede competir con otro. Pero, en la actividad económica ese tipo de "correcciones" del mercado es común. Asimismo, a nadie se le ocurriría una competencia deportiva sin árbitros y sin reglas fijas, o que la actividad económica pudiera realizarse ordenadamente sin que se apliquen las mismas reglas a todos por igual.
También está claro que cuando los participantes en el deporte poseen valores morales y, sobre todo, se ajustan a las reglas del juego, la participación del árbitro pasa casi inadvertida. De igual manera, la participación de la autoridad sería mínima si los empresarios tuvieran una alta calidad moral y apego incondicional a las reglas.
¿Cuáles son las reglas del mercado? Una estructura que garantice los derechos a la propiedad privada, una autoridad que haga cumplir los contratos, la libertad de asociación y de negociación. Los aranceles, los controles de precios y de flujos de capitales son distorsiones que promueven la corrupción y demás comportamientos antisociales; equivalen al favoritismo por parte de los árbitros.