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M. Malkin

El teatro de la jihad

Lo cierto es que la indignación musulmana a causa de Qana no está relacionada con las trágicas muertes de Qana, del mismo modo que la jihad de las viñetas de Mahoma no tenía realmente nada que ver con las viñetas.

Bienvenido a la representación teatral de "Qana: Fraude a todo gas", por cortesía del Sindicato de Actores de la Religión del Ultraje Perpetuo.

La trama se desarrolla a lo largo del fin de semana con escenas de tumultos por el mundo musulmán, presuntamente en respuesta a las muertes civiles de Qana, el Líbano. Furiosos musulmanes de Beirut a Gaza pasando por Lahore prenden fuego a banderas norteamericanas e israelíes. Queman efigies de líderes occidentales. Elevan sus voces en cánticos de "Muerte a América" y "Muerte a Israel".

Las abuelitas inquietas en los balcones de todo el mundo aseguran que la tragedía de Qana hará que los musulmanes nos odien más. Pero si la indignación por el accidente de Qana –una excepción israelí a la norma de Hezbolá– suena como una vieja excusa demasiado sobada, es porque lo es.

Esta producción se vale de los mismos talentosos antisemitas que odian a Occidente y queman banderas y blanden machetes que, hace no mucho, representaron unos cuantos meses de ira prefabricada en todo el mundo a causa de las viñetas de Mahoma, los disturbios dementes en Nigeria por la celebración de Miss Mundo, los asesinatos aprobados por la sharia de aficionados a la Copa del Mundo de fútbol en Somalia, la ficticia "masacre de Jenin", la fábula de Mohammed al-Durá, y las ululantes protestas por las influencias corruptoras de "Los versos satánicos", Theo Van Gogh, el Kentucky Fried Chicken, McDonald's, el sacrílego remolino de crema helada de Burger King, el día de San Valentín y Piglet, el de "Winnie the Pooh".

Lo cierto es que la indignación musulmana a causa de Qana no está relacionada con las trágicas muertes de Qana, del mismo modo que la jihad de las viñetas de Mahoma no tenía realmente nada que ver con las viñetas. Es un pretexto para objetivos mucho más grandiosos, derrotar a los infieles ya sean israelíes, daneses, holandeses o norteamericanos.

Recuerde: los disturbios a causa de las viñetas de Mahoma publicadas en el diario danés Jyllands-Posten el pasado otoño eran prefabricados y creados artificialmente en medio de tentativas de intimidar a Dinamarca como consecuencia de la decisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica de dar parte de Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU por continuar su programa de investigación nuclear. Irán culpó a Israel de las viñetas en un discurso de conmemoración del 27 aniversario de la Revolución Islámica.

Ahora la jihad de Qana, preparada solícitamente por Irán, se desarrolla entre la creciente presión por parte del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Teherán para que suspenda su programa nuclear. Qué mejor modo de distraer la atención de las atrocidades de Hezbolá y de los planes de aniquilar a los judíos de Mahmoud Ahmadinejad que empezar a berrear acerca de "crímenes de guerra" israelíes y crímenes occidentales contra la humanidad.

Mientras contemplamos el horrible desfile de Hezbolá de los niños muertos de Qana reproducido una y otra vez en la televisión, he aquí una sugerencia para todos los intrépidos periodistas norteamericanos al servicio de los publicistas de Hezbolá en la región: quizá podríais bajar las figurativas pipas de agua, quitaros vuestros simpáticos hajibs, y descubrir la identidad del tipo del casco verde que sostiene cadáveres de niños en Qana ofreciendo fotos perfectas para colocar en primera plana.

¿Es un transeúnte accidental? ¿Un rescatador que resulta que estaba simplemente en el mismo lugar que hace diez años, trapicheando con cadáveres de niños muertos para explotar un bombardeo accidental israelí provocado por el uso de civiles como escudos por parte de los terroristas? ¿Un voluntario civil o un productor propagandístico?

Para su propio crédito, el reportero de la MSNBC Richard Engel se hacía la pregunta que la blogosfera lleva cuestionándose desde que los desfilantes cadáveres de Qana copasen la atención: ¿Dónde están todos los hombres? Sus informaciones destacan la maldad de Hezbolá al desnudo, la maldad de unos terroristas que se empotran en poblaciones civiles con el fin de forzar precisamente el tipo de error trágico que parece haber ocurrido en Qana. "Fuimos casa por casa intentando averiguar dónde estaban todos los varones. Parece que algunos de ellos eran guerrilleros, algunos eran hombres de Hezbolá que estaba fuera según la gente de Hezbolá que no quería ser entrevistada, pero a los que convencimos de hablar con nosotros".

Para los fotógrafos-escenógrafos que estaban reunidos en la escena 8 horas después del ataque: ¿por qué todos los cadáveres de los niños presentaban ya el rigor mortis? ¿Cómo explicar el chupete impecablemente limpio insertado en un bebé cubierto de polvo llevado por el afable desfilante de cadáveres? ¿Y por qué las mujeres y los niños fueron retenidos dentro del edificio durante tanto tiempo? Hay preguntas por todas partes. Las respuestas son tan escasas como los varones en el edificio de Qana.

"Todo el mundo es un teatro", escribía Shakespeare. Los periodistas de nuestro tiempo han elegido sus disfraces: bufón de la corte en el Teatro de la jihad.

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