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Juan Carlos Girauta

Del europeísmo hipócrita a la insensatez

No contento con ponernos a Estados Unidos e Israel en contra por diversos motivos estúpidos y gratuitos, ahora le toca a la insignificante Alemania, con su fracasada Merkel y su irrelevante E.On, por motivos igual de estúpidos pero onerosos.

Ya es evidente: los líderes que intentaron vendernos aquella malhadada y abortada Constitución Europea eran europeístas de boquilla y su entusiasmo sólo lo despertaba la expectativa de reforzar aún más el intervencionismo. O multiplicar la maraña burocrática tras la que miles de coles de Bruselas con corbata duermen la siesta mejor remunerada del mundo. Menos mal que holandeses y franceses no compraron la moto. Ante tanta hipocresía, es preferible el escepticismo británico que el fervor español por una integración en la que, a la hora de la verdad, no cree ni Rodríguez, el hombre que cree en todo menos en lo que hay que creer.

Ahí está el gobierno de Romano Prodi (nada menos), que barriendo hacia casa le pone la proa a la fusión de Abertis y Autostrade. Ahí está el gobierno de Rodríguez, que tras haberse disfrazado en el referéndum europeo de Shuman, de Adenauer, de Europa raptada por Zeus, ha pasado a practicar el proteccionismo más rancio con tal de salvaguardar los intereses de sus amigos de Gas Natural, es decir, de La Caixa, es decir, del nacionalismo catalán de la pela, que es el único que cuenta. No es la primera vez que Roma obstruye, discrimina y fastidia cuanto puede a empresas españolas: prefirió que el francés BNP se hiciera con su BNL antes de que cayera en manos del BBVA.

Para seguir con el baile de siglas, repárese en cómo el gobierno del PSOE ha utilizado a la CNE para que los dueños de GN pueda llevarse varios pedazos de Endesa, contraviniendo las leyes comunitarias y obligando a E.On a vender la tercera parte de la capacidad de generación eléctrica de la opada u opable, a ceder la gestión de las centrales nucleares donde esta pinta algo, a soltar el negocio en Baleares y Canarias, Ceuta y Melilla, y a otras dieciséis condiciones no menos arbitrarias.

La comisaria europea de la Competencia acaba de recordarle por carta al gobierno Rodríguez que sus condiciones violan la legislación comunitaria. Y que su departamento ya ha aprobado, sin condiciones, la opa. En la simpática misiva, la comisaria Kroes habla de "discriminación arbitraria", denuncia el "deseo de mantener activos estratégicos bajo control español", y subraya lo que ya sabíamos: que el gobierno español, a través de la CNE, le pone a E.On condiciones más duras que a Gas Natural.

Además de revelar el verdadero europeísmo del gobierno, todo esto sirve para que Rodríguez complete su lista de países enemistados con España. No contento con ponernos a Estados Unidos e Israel en contra por diversos motivos estúpidos y gratuitos, ahora le toca a la insignificante Alemania, con su fracasada Merkel y su irrelevante E.On, por motivos igual de estúpidos pero onerosos. No pasa nada, ya sabe el lector que los agentes económicos alemanes apenas toman decisiones que nos afecten. Por el amor de Dios, ¿podría alguien despertar al veraneante de La Mareta?

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