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Antonio José Chinchetru

Drogadictos punto com

Las cuentas de los principales buscadores son totalmente falsas, al igual que las de los periódicos digitales; aquellos se financian por las comisiones que les pagan los narcos gallegos y los segundos por las procedentes de los traficantes de opio afgano.

Les ruego que me disculpen si a lo largo de este artículo se encuentran con alguna frase sin sentido. Es el efecto de las drogas. Sí, de ese porro de marihuana que me he fumado mientras buscaba algún tema sobre el que escribir esta semana y de esa pastilla de color chillón que se ha metido usted en la boca mientras pinchaba el enlace para poder leer este texto. Yo no voy a ser el único "drogata", usted también lo es. Reconózcalo, hacerlo es el primer paso para salir de tan terrible adicción. Hasta ahora este era nuestro secreto, pero no hemos logrado engañar por más tiempo a la Administración valenciana.

Digamos en voz alta lo que hasta este momento ocultábamos. Sé que es un tabú pero ha llegado la hora de reconocer la verdad. Toda la historia de la Red hasta ahora contada es mentira, más falsa que un billete de 6,25 euros. Los auténticos padres de Internet no son esos tipos que ganaron el Príncipe de Asturias de Investigación en 2002. Berners-Lee y compañía no eran más que unos empleados del Cartel de Cali, cuyos jefes tuvieron la idea de crear algo que enganchara de forma inmediata a las drogas. Las cuentas de los principales buscadores son totalmente falsas, al igual que las de los periódicos digitales; aquellos se financian por las comisiones que les pagan los narcos gallegos y los segundos por las procedentes de los traficantes de opio afgano.

Además, a todos aquellos que escriben en alguna bitácora española los traficantes de hachís marroquíes les regalan cada día una generosa china de su mejor género. Pero el gran complot del narcotráfico en el ámbito de las nuevas tecnologías no se queda ahí. El desarrollo PSP, la xBox y la GameCube no fue realizado por las grandes compañías que las comercializan. En realidad estuvo financiado por los traficantes de estadounidenses de crack y otros estupefacientes de características similares. No se engañe, la jeringuilla que el otro día tenía su primo diabético junto a la videoconsola no era para la insulina, sino para meterse heroína.

Internet y los videojuegos son producto del mayor complot de la historia. Sin embargo quienes, al contrario que yo, no forman parte de él empiezan a ver la luz gracias a la Dirección General de Drogodependencias de la ¿Generalitat? ¿Generalidad? ¿Generalitad? ¿Generalidad? –el exceso de drogas me confunde– Valenciana. Tras el estudio realizado por encargo de este organismo, todas nuestras víctimas pueden saber ahora que Internet y los videojuegos incitan al consumo de drogas. ¡Somos el gran camello digital! Yo, siguiendo el ejemplo de Günter Grass, he decidido contar toda la verdad antes de que otro lo hiciera.

Tenía claro que si ya ha salido a la luz que Internet y los videjuegos enganchan a las drogas (lo que resulta lógico en algo que es un instrumento del mismísimo Diablo), alguien estaba a punto de descubrir el complot. Así que decidí que es mejor adelantarme y forrarme vendiendo como churros una autobiografía en la que confieso algo realmente criminal que he ocultado hasta hoy en día. Lo dicho, demasiadas drogas; jamás he escrito mis memorias, por lo que no puedo venderlas. En todo caso he hecho un gran bien a la sociedad. Gracias a este artículo y a la Administración valenciana el consumo de drogas caerá en picado; la gente ya sabe en qué consiste la trampa.

¿O tal vez no este artículo no es más que un delirio y la supuesta relación entre Internet y el consumo de drogas no es más que una idea un tanto absurda pagada con el dinero de los contribuyentes?

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