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Carlos Semprún Maura

Joyas robadas

El gobierno francés, como evidentemente el español y otros, no enviará tropas sin la garantía firmada por la ONU, la UE y la Liga Árabe de que ninguno resultará herido o muerto. Soldaditos de papel.

Cuando Segolène Royal volvió de vacaciones, se encontró con que su piso había sido "visitado" y que le habían robado sus joyas. Nadie, ni yo, conoce el valor de dichas joyas robadas, pero no debía ser bisutería, porque declarando el robo en la comisaría de su barrio ordenó confidencialidad. Una candidata socialita, además de aparecer cada día con un vestido diferente y todos griffés, si se sabe que la han robado una fortuna en joyas, ça la fout mal. Pero Le Figaro se enteró y publicó la noticia. Inmediatamente la candidata protestó y acusó al ministro de Interior, Sarkozy, de haber ordenado el registro político de sus bikinis de chez Dior. El Ministerio negó lo del "registro" rotundamente.

Este fin de semana, la más popular de las y los candidatos, prueba científica de la decadencia francesa y muy particularmente del PS, inició con varios mítines su campaña presidencial. Declaró cosas peregrinas como que iba a intentar dar coherencia a todo lo que viene diciendo durante meses. Ya va siendo hora. Recordaré a mis amadísimos lectores que el Estado francés del Mariscal Petain cambió el eslogan de la República, "Libertad, Igualdad, Fraternidad", por el de "Trabajo, Familia, Patria"; tratándose de un Estado tan sometido a la Alemania nazi, lo de "Patria" resultaba jocoso. Segolène recoge en sus propios eslóganes lo de Trabajo y Familia, y si no añade "patria" es para disimular, mal, quienes son sus maestros, pues precisa que Francia debe recobrar su prestigio e influencia mundiales. Gracias a ella, no faltaba más. Pues esa boba de armas tomar llega al 54% de buenas opiniones en uno de los últimos sondeos.¡Pobre Francia!

Como era de esperar, las solemnes declaraciones francesas sobre lo que habría que hacer en Líbano terminaron en agua de borrajas. Se limitan a enviar, y a ritmo lento, 200 soldados para reforzar la FINUL. Escándalo en la ONU, críticas de George W. Bush, sarcasmos por doquier, y justificaciones galas: quieren saber cual será el papel de la FINUL antes de enviar más soldados. Concretamente, si van a tener que desarmar el Hezbolá, o no. Porque eso está en los acuerdos de la ONU: alto al fuego, retirada israelí, y desarme de Hezbolá. Este último punto, el esencial, lo ha olvidado todo el mundo salvo Israel y, si se reafirma tajantemente, lo más probable es que ni un sólo soldado europeo vaya al sur del Líbano. El gobierno francés, como evidentemente el español y otros, no enviará tropas sin la garantía firmada por la ONU, la UE y la Liga Árabe de que ninguno resultará herido o muerto. Soldaditos de papel.

Esta mañana me entero por la radio de que el primer ministro israelí habló con Romano Prodi para pedirle que Italia –que ha prometido enviar 3.000 soldados– se haga cargo de la nueva FINUL. Yo, desde luego, desconfiaría del gobierno neocomunista italiano. Entiendo que Ehud Olmert tenga motivos sobrados para desconfiar de Francia, pero Prodi...Porca miseria!

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