Menú
John F. Stossel

¿Tiene límites la estupidez del gobierno?

Los programas de salud gubernamentales exigen que los estados sufraguen las erecciones masculinas. Estoy totalmente favor de que los hombres tengamos buenas vidas sexuales pero, ¿por qué el gobierno debería subsidiarlas?

Estos son tiempos difíciles para los humoristas políticos. Cualquier sátira acerca de los inútiles del gobierno es pronto superada por algún programa gubernamental de verdad que es más absurdo que nada que los comediantes puedan inventar. Tras los atentados del 11 de Septiembre, el Congreso aprobaba una compasiva ley llamada Supplemental Terrorist Relief Act. Consistía en conceder préstamos a bajo interés a las pequeñas empresas perjudicadas por los ataques, permitiéndoles resurgir de las cenizas. Se suponía que los préstamos iban a ayudar a hoteles, tiendas y empresas pequeñas de servicios en el sur de Manhattan, donde tuvieron lugar los ataques.

Pero, como es habitual, el gobierno repartió tu dinero por todas partes. Los préstamos de la Terrorist Relief Act fueron a parar a cafeterías Dunkin' Donuts de Connecticut, Pennsylvania, Georgia, Vermont, y Ohio. El encargado del Dunkin' Donuts de Essex Junction, Vermont, defendía su préstamo, diciendo que el 11 de Septiembre afectaba a su negocio. "En lugar de pedir probablemente el café grande y un par de rosquillas", dijo Tony Silva, sus clientes pedían "un café pequeño y una rosquilla".

Se suponía que la Patriot Act iba a proporcionar financiación federal a los estados con el fin de equipar a los funcionarios de bomberos, policía y servicios médicos de urgencias, que son quienes tendrán que trabajar en primera línea de un ataque terrorista. Pero los congresistas que redactaron la ley aparentemente creían que el patriotismo empieza en casa. El dinero se asignó según una fórmula compleja en la que cada estado, sin importar su tamaño o ubicación, recibía una fracción igual de la tarta antes de considerar siquiera el riesgo.

Un resultado es que los departamentos de policía y bomberos de Casper, Wyoming (población de 49.644 habitantes), pueden hablar entre sí, y con sus hospitales y unidades de urgencias, a través de un sistema de comunicaciones completamente nuevo. La ciudad de Nueva York (8 millones de habitantes) aún está esperando un sistema parecido. Colchester, Vermont, recibió 58.000 dólares para un vehículo de rescate capaz de perforar el cemento en busca de víctimas en edificios derrumbados. Colchester tiene una población de 18.000 almas y una severa escasez de grandes edificios.

Pero la cosa puede ser aún peor. Los programas de salud gubernamentales exigen que los estados sufraguen las erecciones masculinas. Estoy totalmente favor de que los hombres tengamos buenas vidas sexuales pero, ¿por qué el gobierno debería subsidiarlas? Pues porque nuestro gigantesco gobierno no puede dejar de vomitar el dinero. Medicaid lleva años dedicando millones de dólares al Viagra y a otras medicaciones para la disfunción eréctil. La administración Clinton indicó a los estados qué tenían que pagar, porque la ley obliga a que Medicaid pague por cualquier medicación aprobada por la FDA juzgada médicamente necesaria. Los funcionarios de la administración Bush mantuvieron la política. No han querido ser entrevistados en televisión sobre este asunto.

Los médicos son tan adictos a la financiación gubernamental que hasta los subsidios dementes y vergonzosos son defendidos con pasión. "La disfunción eréctil no es divertida, es una enfermedad", decía el doctor Steven Lamb, que aparece con frecuencia en la cadena ABC. "Es necesario tratarla y es necesario pagar por ella". Se las hice pasar canutas con eso. "¿El sexo es ahora un derecho gubernamental? ¿Alguna vez piensa usted en el presupuesto? ¿Lo que paga el contribuyente?". "Se nos instruye para ser defensores del paciente", decía. "Yo no tengo en cuenta el coste".

Por supuesto que no. Los programas médicos financiados por el gobierno invitan a los médicos a declarar "necesidades" sin fin, sabiendo que alguien más se hará cargo del coste.

Con el tiempo esto provocó un pequeño escándalo y todo. Tristemente no fue porque la gente se despertara y se diera cuenta de que el gobierno no debe financiar la Viagra. No, solamente cuando se necesitaba el dinero para la ayuda por el Huracán Katrina y salió a la luz que el gobierno regalaba Viagra a pervertidores de menores, el Congreso permitió que Medicare y Medicaid dejasen de pagar las erecciones. El Congreso permitió que los estados dejasen de hacerlo. Pero algunos estados aún pagan.

Will Rogers dijo una vez: "Gracias a Dios que no tenemos todo el gobierno por el que pagamos". Yo diría que aún recibimos, y pagamos, mucho más del necesario.

En Libre Mercado

    0
    comentarios