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Eduardo Pedreño

Insumisión al canon

Ni nuestros políticos ni los lobbys de las entidades de gestión pueden seguir bajo la impresión de que los ciudadanos vamos a aceptar cualquier ley bodrio que aprueben sus señorías. Tal vez la insumisión sea la respuesta.

La entrada en vigor de la modificación de la nueva Ley de Propiedad Intelectual ha oficializado y dado legalidad a un canon para cualquier soporte o dispositivo susceptible de ser utilizado para reproducir obras protegidas. Lo que tantas asociaciones y particulares habían atacado en los tribunales ha quedado invalidado por la letra de la ley, zanjando años de discusiones sobre si los soportes de datos debían pagar el "diezmo" a las entidades de gestión. Por suerte, legalidad no significa legitimidad, y por mucho que el pleno del Congreso de los Diputados apruebe de manera unánime esto que, so pena de ser vilipendiado por nuestro lamentable star system, sólo puedo calificar de disparate, la ciudadanía seguirá considerando esta ley un absurdo nacido de la mentalidad recaudatoria de un establishment artístico cada vez más empobrecido.

Precisamente por esa clara ilegitimidad del canon he decidido hacerme insumiso al canon, y de ahora en adelante ni un solo céntimo de mi bolsillo irá a parar a manos de la SGAE, sus cómplices o sus secuaces por este concepto. Y digo esto sintiéndolo mucho por mayoristas y distribuidores de productos informáticos españoles. Pero la situación a la que estamos llegando en las guerras de la propiedad intelectual empieza a ser delirante para los consumidores, cada día más perseguidos con argumentos peregrinos que buscan defender el statu quo de industrias incapaces de dejar de mirarse el ombligo y darse cuenta de que el mundo ha cambiado mientras ellos seguían intentando hacer caja, y ahora quienes tenemos que pagar los platos rotos somos los consumidores. Como se rumia por foros y blogs, "su fallido modelo de negocio no es nuestro problema".

Así que a partir de hoy me hago insumiso al canon, al menos a este canon absurdo e indiscriminado (tal vez puedan aprender de mi compañero Antonio José Chinchetru y su propuesta alternativa de canon). Me hago insumiso a los dictados de la Sociedad General de Autores y su plan maestro, y empezaré a comprar los productos gravados en otro sitio. Ya he empezado. Los consumibles de informática (DVDs y CDs de datos) los estoy comprando en tiendas que venden sin canon material importado, y de las que no haré publicidad por no dar pistas. El otro método, totalmente legal, es comprarlo en tiendas online en países extranjeros: yo acabo de probar Nierle y se pueden encontrar otras como CDRohlinge. Estas tiendas ofrecen precios razonables sin el desmesurado canon y son una alternativa muy válida en precio y calidad.

Para todos los dispositivos grabados (desde iPods a grabadoras o impresoras) la mejor alternativa probablemente sea comprar en tiendas online que no tengan sucursal española (ej. Amazon en Reino Unido o Francia) o directamente aprovechar mis viajes al extranjero para hacer mis compras informáticas. En Estados Unidos encontraremos los mejores precios, sin canon y, si compramos online, en muchos casos sin ni siquiera impuestos.

La actitud fácil ante los despropósitos de nuestros legisladores es aceptarla sin más, pagar y olvidarse del asunto. Pero esta modificación de le LPI es tan nefasta y nociva para todos, y tan beneficiosa para unos pocos, que no conviene dejarla pasar sin más. Ni nuestros políticos ni los lobbys de las entidades de gestión pueden seguir bajo la impresión de que los ciudadanos vamos a aceptar cualquier ley bodrio que aprueben sus señorías. Tal vez la insumisión sea la respuesta. Si no lo es al menos estos productos nos saldrán bastante más baratos. Y sí, señor Bautista, señor Farré, tengo la sana intención de hacer muchas copias privadas con estos soportes. Ya sabe, con toda mi honra de delincuente.

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