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EDITORIAL

El centrismo gallardoniano, a pique

El futuro del PP como alternativa está, sí, en ese "centro reformista liberal" o, para dejarse de eufemismos, en el segundo de esos adjetivos.

El nuevo presidente de las juventudes del PP ha asegurado que pretende hacer una "revolución popular ideológica", para reivindicar después el "centro, esa gran palabra". Una aparente contradicción en términos, pues pocas cosas hay menos revolucionarias que ese manido centrismo. Sin embargo, ha añadido que éste ha de ser el "centro reformista liberal", expresión empleada por Esperanza Aguirre como definición de su política. Expresión desgraciadamente aún defensiva; parece que está lejos el momento en que la derecha política sea capaz de llamarse derecha a sí misma. Pero, al menos, parece que la elección de adjetivos lo aleja de ese otro "centro" tan reivindicado por algunos y que tan pernicioso resulta para el PP y para España.

La encuesta de intención de voto en las elecciones regionales catalanas, realizada por el solvente Julián Santamaría, viene a reflejar que ese centrismo al estilo Gallardón que tan bien representa Piqué, esa forma de desaparecer del paisaje haciéndote pasar por un representante más del pensamiento único del lugar, ya sea progresismo o nacionalismo, no rinde los dividendos esperados. Gallardón lo tiene, sin duda, electoralmente más sencillo, presentándose como lo hace en terreno fértil para la derecha. En una circunscripción más hostil, sin embargo, Piqué arruina las perspectivas electorales de su partido calificando de "extrema derecha" a Ciudadanos de Cataluña –al que muchos populares se están planteando votar perdonándoles las tonterías progres que proclaman de tanto en tanto– y anunciando una y otra vez su intención de pactar con CiU, el partido con el que Zapatero pactó el Estatuto que liquida la Constitución.

El tiempo parece estar confirmando que Rajoy hizo mal, muy mal, en no aceptar la dimisión de Piqué como un regalo caído del cielo. Tras la hecatombe que se avecina para su partido en Cataluña, es de esperar y desear que comprenda que su futuro no está en escuchar los cantos de sirena de quienes le piden moderación frente al cambio de régimen que está imponiendo Zapatero y, al mismo tiempo, ya proponen al modelo de Piqué para sustituir al líder del PP. El futuro del PP como alternativa está, sí, en ese "centro reformista liberal" o, para dejarse de eufemismos, en el segundo de esos adjetivos.

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