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Pablo Molina

Héroes condecorados

Si vamos a repartir condecoraciones yo también quiero la mía. Dos años soportando a Zapo, Moratinos y Carmen Calvo me hacen sobradamente acreedor a esta distinción. Y si puede ser con distintivo rojo, que es la que lleva bufanda.

Las escalofriantes imágenes de la agresión sufrida por el entonces ministro Bono durante una manifestación de la AVT –seis meses en la UCI a punto de entregar el petate–, tuvieron como protagonistas, además del propio ex ministro, a sus heroicos escoltas, a punto también de dar la vida por el Supremo Arquitecto y por la Patria, que hubieron de repeler el ataque salvaje de dos septuagenarios provistos de un paraguas aparentemente inofensivo.

Los dos militantes del PP madrileño, sin duda eran expertos en artes marciales –la señora tenía una pinta de ninja que tiraba de espaldas–, porque la velocidad diabólica con que utilizaron el paraguas impidió que las cámaras modernas pudieran registrar una sola imagen del garrotazo. Así surgió este nuevo arte marcial, el paragua-tsu-do, cuya técnica acabará estudiándose en los monasterios más recónditos del Tibet a no tardar mucho.

Nada más justo que condecorar a estos héroes, gracias a cuya acción fue desarticulado el comando de puretas que amenazaba nuestra democracia. Juan Alberto Belloc –Luis Alberto, para Gzlez. Márquez–, destacó a los dos días en el diario La Razón el carácter fascista de un partido que alberga en sus filas a elementos tan peligrosos. Él, en cambio, que durante la etapa más tenebrosa del felipiense acumuló las carteras de Justicia e Interior –suceso inédito en los países civilizados y en cambio muy común en los regímenes totalitarios–, no supuso ningún demérito para nuestro régimen de libertades, ni siquiera cuando mintió al mundo entero del bracete de su colegui, el capitán Khan.

Pero si nos ponemos a condecorar, habría que hacer lo mismo con Rodrigo Rato, incluso con Piqué, que durante las algaradas antiamericanas a cuenta de la Guerra del Golfo II, recibieron su correspondiente ración de pescozones. En aquella ocasión Jesús Caldera, "la envidia de Europa", saldó el incidente con una frase lapidaria: "Más daño hacen las bombas de Irak". Hombre, más daño hacen también los atentados terroristas que han soportado los miembros de la AVT y eso no impidió a su ex colega Bono denunciarlos ni a sus escoltas mentir, según declara probado la sentencia del caso.

Aquí, por la patria sufrimos todos, no sólo los socialistas de pitiminí. Así que si vamos a repartir condecoraciones yo también quiero la mía. Dos años soportando a Zapo, Moratinos y Carmen Calvo me hacen sobradamente acreedor a esta distinción. Y si puede ser con distintivo rojo, que es la que lleva bufanda.

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