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Carlos Semprún Maura

Cada vez peor

Lo que más rabia me da, lo que más asco me procura, es que el profesor Redeker se ha visto abandonado por todos. No ha habido el menor gesto de solidaridad, de protección, de parte de sus colegas, amigos o vecinos.

Robert Redeker, profesor de Filosofía en un liceo de los arrabales de Tolosa, publicó el 19 de septiembre un artículo en Le Fígaro criticando duramente el Corán y al propio Mahoma sobre bases históricas y filosóficas. Inmediatamente recibió amenazas de muerte de parte de islamistas radicales y está protegido por policías antiterroristas de la DST. Si bien esto es sabido, lo que se sabe menos o se oculta más son las reacciones ante esta nueva manifestación de fanatismo musulmán. Todos, empezando por Dominique de Villepin, reafirman los principios de la libertad de expresión y todos añaden, a renglón seguido, que "claro, no estamos de acuerdo con Redeker". Algunos incluso puntualizan que "el islam es una religión de paz y amor". Cierto, pero únicamente el Corán exige a los musulmanes el degollamiento de los "infieles".

El colmo de la cobardía y de la mala fe lo ha manifestado el ministro de Educación, el "centrista" (¿qué iba a ser?) Gilles de Robien. Él también reafirma los principios de la libertad de expresión, pero lamenta que el señor Redeker se haya saltado a la torera la obligación que tienen los funcionarios de mostrarse prudentes y moderados. Afirma esa concepción iraní, fingiendo olvidarse de que "funcionarios" de Educación como Raymond Arón, Pierre Bourdieu, Edgar Morin, Alain Finkelkraut y muchísimos más han manifestado libremente sus opiniones, opuestas o no, en libros y artículos, sin prudencia ni moderación. Lo que dice sin decir, lo que confiesa, ocultándolo, es que hoy todo ha cambiado y que el miedo a los islamistas, miedo negado, tremendo non-dit, señor ministro centrista, pretende imponer una censura previa proislamista a todo el mundo.

Lo que más rabia me da, lo que más asco me procura, es que el profesor Redeker se ha visto abandonado por todos. No ha habido el menor gesto de solidaridad, de protección, de parte de sus colegas, amigos o vecinos. Tampoco la menor manifestación de apoyo por parte de sindicatos o partidos ni de las innumerables asociaciones de derechos humanos. Está solo, tiene que apechugarse solo para buscar escondites y aunque la DST lo protege, ¿cuánto tiempo durará esa protección?

Mientras tanto el presidente Chirac va a Rumanía a presidir la Cumbre de la Francofonía, vulgar operación publicitaria a la gloria de la diplomacia francesa –celebrada en catalán, of course–, y lo único que sacan en sucio es una condena a Israel, o al menos así hubiera sido si no fuera por Canadá, que se opuso categóricamente. Todo cada vez peor.

Que me disculpen si no hablo de Segolène Royal, déjenme respirar un momento, porque durante los próximos seis meses sólo se va a hablar de ella. Ahora bien, demostrando mi proverbial objetividad, debo reconocer que sus hinchas tienen razón: no es realmente culpa suya si su hermano Gerard puso la bomba que hundió alRainbow Warrior. No somos responsables de nuestros hermanos.

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