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EDITORIAL

El segundo gran triunfo de Fernando Alonso

Puede que en el futuro surjan pilotos españoles que logren gestas semejantes a las del campeón asturiano, pero lo cierto es que nunca podrán arrebatarle el mérito de haber abierto las puertas del éxito en la Fórmula Uno al automovilismo hispano.

Tras haberse convertido en el campeón del mundo de Fórmula Uno más joven de la historia de la competición, Fernando Alonso ha demostrado este año que su éxito no fue flor de un día ni una casualidad. Si los Ferrari no resultaron ser en 2005 tan competitivos como en los años anteriores, esta temporada el asturiano ha tenido que enfrentarse con el piloto más laureado de la Fórmula Uno con un coche quizá mejor que el suyo y sin los problemas en los neumáticos que tantos dolores de cabeza causaron en la escudería de Maranello. Schumacher y Alonso han demostrado ser los mejores durante toda la temporada, y cualquiera de ellos hubiera merecido el triunfo. No vamos a ocultar la satisfacción que nos provoca que haya sido el español quien lo haya logrado.

Más allá de las discusiones sobre el carácter del asturiano, lo cierto es que lo que debe importarnos es su rendimiento en la pista. Lo que quedará cuando se retire no serán sus exageradas declaraciones "en caliente" en Monza tras una injusta sanción, sino sus triunfos. Así comienza ya a suceder con Schumacher, a quien nadie recordará por acciones al volante tan criticables como la de Mónaco hace unos meses, sino por su extraordinaria pericia al volante y sus grandes logros. Fernando Alonso ha demostrado este año que era el único capaz de competir de tú a tú con el alemán en la pista, con coches comparables. Ahora que Schumacher ha abandonado la competición, sólo queda desear que la suerte acompañe al piloto español en la complicada temporada que le espera, fuera de Renault y en una escudería cuyos monoplazas han ofrecido este año un rendimiento decepcionante.

Puede que en el futuro surjan pilotos españoles que logren gestas semejantes a las del campeón asturiano, pero lo cierto es que nunca podrán arrebatarle el mérito de haber abierto las puertas del éxito en la Fórmula Uno al automovilismo hispano. Su nombre estará siempre junto al de otros exploradores de nuevos territorios para el deporte español, como Manolo Santana, Ángel Nieto o Severiano Ballesteros. Felicidades, Fernando.

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