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Juan Carlos Girauta

Primeras señales de vida institucional

La Audiencia Nacional confirma el procesamiento de unos cuarenta batasunos, destacándose Otegi como mensajero de tan buenas nuevas que podría sustituir al calvo de la lotería.

Llegan pruebas del contraataque institucional al despotismo que columbramos la semana pasada. Véase el poder judicial. El Tribunal Supremo, por decisión unánime, se dispone, tras tres torpes años, a la liquidación de Batasuna. Y cita como imputado al asaltapiscinas y asaltaemisoras Puig. La Audiencia Nacional confirma el procesamiento de unos cuarenta batasunos, destacándose Otegi como mensajero de tan buenas nuevas que podría sustituir al calvo de la lotería. La juez Gallego sigue imputando a altos cargos de la policía científica en inquietante orden ascendente. Preparado, Santano. Por fin, la entrevista en El Mundo a Gómez Bermúdez, encauzada en el sentido común y en la sensatez jurídica –digan lo que digan, digan lo que digan los demás– provoca un ataque de urticaria a los amigos del carpetazo, del pasar página, del prejuicio y del mirar al futuro quietos cual maniquíes, congelados, sin juego en el cuello ni en los ojos (es decir, merluzas, merluzos), que es como querrían a los suyos Gallardón y Piqué, los inmovilistas del PP.

Cuando aún no se ha repuesto el frente anticonstitucional –mentiroso y vario como un caleidoscopio– de tal baño de realidad togada, llega la escena del Parlamento Europeo, que nadie quiere perderse por las expectativas creadas. Pondrá en evidencia, con luz y taquígrafos, en griego y portugués, en danés y húngaro, a través de decenas de noticiarios nacionales, la precariedad política, intelectual y moral de la zapaterada.

En cuanto al Defensor del Pueblo, le han afectado tanto los insultos y amenazas de los separatistas y demás bufones siniestros de la corte como a mí un estreno de Almodóvar o una columna de Gala. O sea, nada, rien, nothing, res de res. Los recursos de inconstitucionalidad que se agolpan a las puertas de Domenico Scarlatti 6 podrían interrumpir la larga siesta que impidió suspender en su día los efectos del malignoestatut. Estarían en plena fase REM, o soñando con sentencias eléctricas. Ahora habrán de correr para arreglar mal que mal el estropicio. En resumen, bien.

En España

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