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¿Hay reciprocidad en la Alianza?

Pero lo más tremendo es que la noticia se presenta por ahí –en la BBC, por ejemplo– con la idea de que el primer ministro turco Erdogan representa al Islam y Zapatero, agárrense, al catolicismo. ¡Que Dios nos pille confesados! ¿Podemos decir eso?

El Grupo de Alto Nivel acaba de presentar con todo boato en Estambul el informe final sobre la denominada Alianza de Civilizaciones. Una cosa que procede de la ONU, con Zapatero como promotor, y que, reunida consigo misma, se bautiza como Grupo de Alto Nivel hay que reconocer que ya promete bastante.

El informe es, por parafrasear a su inductor, largo, duro y difícil. En 39 páginas divididas en dos bloques –"Forjando puentes entre las divisiones del mundo" y "Principales campos de acción"– trata de hacer recomendaciones para unir a las buenas gentes del planeta. Presenta una plan de seguimiento para que sean vigiladas las líneas directrices por unos cuantos burócratas experimentados, y se supone que bien pagados. Menos mal, por cierto, que esto se hace con dinero público –que ya se sabe que no es de nadie– porque como pretendan que lo pague alguien...

En fin, el núcleo de la cuestión es que nos ponemos todos –o sea, los países donde hay prensa libre– muy nerviosos, y decimos cosas fuera de contexto y, claro, al final no ayudamos a entendernos cuando en realidad todos nos queremos mucho, tenemos ansia infinita de paz y bla, bla, bla. Eso sí, hay una serie de cosas que, si bien no se dicen con claridad, porque para eso cobran bien los burócratas y no son bobos, quedan claras.

Por un lado, la culpa de todo la tiene el conflicto en Israel, del que cita curiosamente como fecha relevante la de creación del Estado de Israel, 1948. No la de la "solución final", por ejemplo. ¿Y por qué no 1928 cuando se funda la Hermandad Islámica que se considera el origen de los fundamentalismos contemporáneos? ¿Un gesto a Tariq Ramadán, nieto políticamente correcto del fundador de la Hermandad reconvertido en mensajero de la "paz"? A esto se le llama taqqiya, disimulación ante el infiel. Infiel al Islam o a la ONU, tanto da.

Otro elemento: "Fundamentalismo es un término occidental forjado por cristianos protestantes que no es fácilmente aplicable a otras comunidades". Nuestra inteligencia es, qué duda cabe, menor que la de los burócratas onusianos, y nuestros ingresos –qué se le va a hacer– infinitamente inferiores, pero que nos aspen si esto no quiere decir que se puede llamar fundamentalistas a los católicos y no a los amigos de Al Qaeda.

Luego siguen los grandes caballos de batalla del progresismo y propagandismo oficial: "desigualdades de ingresos" (ya hemos mencionado una; ¿una ayudita, Kofi?), agresión injusta a Irak, que no se usen términos como "terrorismo islámico" ni "modernos cruzados", etc.

Pero hay más. Entre las medidas hay varias curiosas. Por ejemplo, hay que educar a la gente para entender los medios y que no se deje manipular. ¿Bien, bien? Pues no: mal, mal. Que esto es lenguaje "progre" y quiere decir lo contrario de lo que parece, ¡que no aprenden ustedes! Lo aclara seguidamente al explicar que es bueno que se adopten "códigos de conducta para los medios" y "programas de televisión que mejoren la comprensión" entre las civilizaciones. O sea que nada de caricaturas raritas en Dinamarca, ni de películas curiosillas en Holanda. ¿Qué pasa, que no se han enterado allí que mataron a un cineasta en Ámsterdam, y que proliferan las fatwas contra dibujantes y demás gente con la audaz pretensión de querer decir lo que piensa?

Pero es más significativo el informe por lo que no dice. ¡Silencio! Trabajamos por el consenso, dirán. Unas cuantas preguntas.

¿Se pueden abrir seminarios católicos en Turquía? ¿Se puede publicar literatura religiosa cristiana? ¿Hay el mismo respeto a la fe islámica en Italia que a la cristiana en Arabia Saudí? ¿Las suras pacíficas del Corán derogan los versos que propugnan la violencia? ¿La expansión por la violencia sigue estando legitimada? ¿Eventuales mayorías musulmanas en Europa impondrían la sharia o ley musulmana? ¿Se puede discutir la historia islámica y los problemas de interpretación sobre los orígenes del Corán sin amenazas de violencia? ¿Puede estar tan tranquila una monja en Islamabad como un imán en La Haya? ¿Por qué sacan en DVD El código Da Vinci y no la película de Van Gogh? Resumiendo, lo que las todavía minorías musulmanas pueden hacer aquí, ¿lo podemos hacer nosotros los occidentales allí?

Pero lo más tremendo es que la noticia se presenta por ahí –en laBBC, por ejemplo– con la idea de que el primer ministro turco Erdogan representa al Islam y Zapatero, agárrense, al catolicismo. ¡Que Dios nos pille confesados! ¿Podemos decir eso?

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