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Juan Carlos Girauta

Una salida para Maragall

Lo más normal del mundo es que ahora se apunte al consejo de EADS, sacrificio indecible, abnegada muestra de entrega al servicio público que conlleva la carga adicional de entre 200.000 y 2.000.000 de euros.

La denuncia de la formidable mordida del 3 % no puso a prueba, como pretende don Pasqual, la "inmunidad" de los nacionalistas sino su impunidad. Prueba que los de Artur Mas superaron con éxito gracias, básicamente, al denunciante: una vez arrojada la piedra en el pleno parlamentario, escondió la manita traviesa mediante dos omisiones indecentes: se negó a informar a la fiscalía e impidió la constitución de una comisión de investigación. Sin olvidar otra omisión colectiva: la omertá, el pacto de silencio que ahora admite, no sin antes mostrar su sorpresa por la eficacia mafiosa. "Lo que me sorprendió es que siendo verdad y estando en la prensa, no se hablase más de ello."

Lo que de verdad sorprende, lo que continúa dejándonos atónitos es el inagotable caudal de su desparpajo, su desprecio infinito, su pijería indolente. Encarna como nadie el presidente saliente de la Generalidad un tipo reconocible del país, el del jubilado que sigue conduciéndose como un veinteañero provocador, figura patética y tierna que no puede faltar en una bona família de tota la vida. ¿Cómo transmitirle al lector la mezcla de irritación y tedio que esos sujetos provocan en sus conciudadanos?

Lo más normal del mundo es que ahora se apunte al consejo de EADS, sacrificio indecible, abnegada muestra de entrega al servicio público que conlleva la carga adicional de entre 200.000 y 2.000.000 de euros. Qué le vamos a hacer. Atención al enfoque del interesado: no se postula, no invoca méritos, no disimula; simplemente comunica su próxima incorporación porque "es Europa, estúpidos". Encaja la estocada mortal que ha recibido de la familia socialista como un toro embebecido. Y con el estoque metido hasta la empuñadura, se marca unos pasos de claqué y se va de vacaciones remuneradas. Ya nos enviará la factura.

Como en el jiu jitsu, habremos de librarnos de este tipo valiéndonos de su propio impulso. ¿Al EADS quiere irse, don Pasqual? Pues que no se hable más. Y ya que le interesa tanto la cosa espacial, ¿no preferiría ir de tripulante en alguna nave interestelar europea? Si es preciso, haremos una cuestación para aumentar el incentivo, aunque ya sabemos que a usted no le mueve el dinero. No insista, no insista, cójalo, no conviene abandonar la estratosfera sin llevar algo suelto para la máquina de café. Este columnista pone el primer euro, y si cada catalán hace lo mismo son siete millones. Algo simbólico. Venga, venga, aprisa, que el cohete no espera.

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