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Saúl Pérez Lozano

El absurdo como política

Con miles de millones de petrodólares ha podido comprar complicidades en el mundo, pero jamás doblegará la voluntad de los venezolanos demócratas, los que luchan por sus hijos y sus familias, por la felicidad de todos, los que no son mendigos de migajas.

Los políticos que se presumen mesiánicos, por encima de lo humano y lo divino, ineluctablemente terminan en el fracaso y marchitos como Hitler, que ofreció un Reich de 1,000 años y jadeando llegó a doce, o un Stalin cuyas ejecutorias comunistas nada las diferenciaban de las nazi-fascistas.

Fueron ellos exponentes de los montajes que se hacen en nombre de la revolución, se arrogan la representación del pueblo y explotan para su beneficio la falaz igualdad que sólo conduce a la creación de una nueva clase mientras se arruina a los pueblos. Estudiosos del marxismo y el socialismo en Venezuela descalifican por anacrónico y conservador el llamado socialismo del siglo XXI que pregona el neoimperialista Hugo Chávez. Para ellos, Chávez no tiene nada de revolucionario y sí de chafarote de rancio militarismo latinoamericano maquillado con un barniz de supuesta democracia.

El 3 de diciembre una gigantesca masa humana, a pesar de las desventajas, de la ausencia institucional, de los abusos, de la artimaña, del amedrentamiento, culminará estas semanas de angustia, pero también de satisfacciones, decidida a ir a las urnas y defender el voto.

El candidato de la oposición unida, Manuel Rosales, solicitó una reunión con el alto mando militar. En nombre de éste, el ministro de la Defensa, Raúl Baduel, calificó de inapropiada una reunión con el político, pero el alto mando sí puede reunirse con el adversario o el enemigo, como se autocalifica Hugo Chávez, comandante en jefe de la Fuerza Armada Nacional, quien puso a un lado la Constitución y afirmó que ''la Fuerza Armada Nacional es roja, rojita'', lo que la identifica con el partido de Chávez y los comunistas. ¿No es deber de la Fuerza Armada Nacional hacer respetar y acatar la Constitución? Entonces, ¿es la Fuerza Armada Nacional roja?

Ya sabemos hacia dónde van los tiros.

El recién electo presidente nicaragüense Daniel Ortega afirma que no aplicará cambios radicales, como ofertó en su campaña y como antes hizo el decrépito sátrapa cubano, Fidel Castro, quien juró no ser comunista recién bajado de la Sierra Maestra; en una entrevista con Jaime Bayly, también Chávez dijo que él no era socialista. Es la misma película con igual guión, repetitiva y engañosa. Decía Churchill: "El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria''.

La única ideología de Chávez es el terror y desde 1992 lo que ha traído a nuestra Venezuela es muerte, odio, resentimiento. Como si de una concesión se tratara, dice que dejará el cargo si es derrotado (¿?) como si fuese algo de su particular pertenencia. No son expresiones propias de un demócrata.

Las campañas de Chávez de a pie quedaron en el pasado. Se desplaza en una carroza de reina de carnaval y sólo la deja para abordar una casa rodante blindada y con infinitos anillos de seguridad cubanos.

Con miles de millones de petrodólares ha podido comprar complicidades en el mundo, pero jamás doblegará la voluntad de los venezolanos demócratas, los que luchan por sus hijos y sus familias, por la felicidad de todos, los que no son mendigos de migajas. El 3 de diciembre desenmascararemos la más grande engañifa del siglo XXI, la máscara de Hitler, de Stalin, de Castro y recuperaremos a Venezuela de las ruinas.

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