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El tándem Zapatero-Rubalcaba

Que se verifica que ETA se rearma, Zapatero anuncia que se "extremará la verificación". Que ETA roba, extorsiona y atenta en las calles, Zapatero responde que "la expectativa va a transcurrir por camino largo, duro y difícil".

Confiando en una capacidad reconocida para enredar en la cocina de la política española, Zapatero nombró a Rubalcaba ministro de Interior para convertirlo en timonel de la negociación con ETA y comisario político de la Policía, la Guardia Civil y los medios de comunicación oficiales y oficiosos. Desde entonces, el desgaste de Rubalcaba ha sido evidente en materia de seguridad e inmigración. Y en relación con ETA, su desgaste se ha incrementado notablemente en la última semana. Y ello, por dos hechos, que han puesto de manifiesto que el pacto que Zapatero defiende, se pudra rápidamente.

En primer lugar, no se le ocurrió mejor cosa al tándem Zapatero-Rubalcaba que declarar que las detenciones en Francia eran las "consecuencias" que Zapatero anunció tras el robo de las pistolas. Gran error, que conlleva una pregunta evidente: ¿acaso de no haberse producido el robo de armas, Rubalcaba y Zapatero hubieran dejado a los tres etarras campar a sus anchas? ¿Creen que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están para mandar recados a ETA cuando se porta mal? Para terminar de liar las cosas, López Aguilar anuncia que no, que el Estado de Derecho está siempre en guardia, con lo cual el ministro de Justicia pone más en evidencia a su presidente: confirmada por Francia la autoría de ETA, ¿cuáles son entonces las consecuencias que anunció Zapatero a bombo y platillo?

El segundo patinazo del tándem Zapatero-Rubalcaba fue provocado por las ya habituales bravatas de Batasuna. Ocurrió cuando Pernando Barrena se mofó del Gobierno anunciando que la anexión de Navarra está en las conversaciones entre el PSOE y ETA desde el principio. El diputado de UPN Jaime Ignacio del Burgo interpeló en el Congreso a Rubalcaba con un "por favor, sólo le pido que diga que Barrena miente como un bellaco". Rubalcaba se mostró en baja forma. Balbuceó que "Navarra no será nada que los navarros no quieran que sea", algo así como la versión de "la parte contratante de la segunda parte" en pleno proceso de paz. Todo menos responder a la pregunta: ¿está dispuesto Zapatero a meter al PNV, EA e incluso Batasuna en el Gobierno de Navarra? Rubalcaba ni sabe ni contesta. O sabe y por eso no contesta.

Rubalcaba ha dado muestras de despiste, de mal disimulo, incluso de cansancio. El reparto de papeles de Zapatero le está costando muy caro. El presidente se dedica a afirmaciones tan grandilocuentes como vacías de contenido. Que se verifica que ETA se rearma, Zapatero anuncia que se "extremará la verificación". Que ETA roba, extorsiona y atenta en las calles, Zapatero responde que "la expectativa va a transcurrir por camino largo, duro y difícil". Que ETA dice que se le ha prometido Navarra, Zapatero se niega a recibir a Miguel Sanz. Cada domingo, Zapatero suelta su homilía habitual ante la parroquia socialista, y desaparece entre la niebla, quedando Rubalcaba en evidencia.

Así, mientras Zapatero levita en la nube del ansia infinita de paz, Rubalcaba chapotea en el fango del día a día. Le toca transmitir a ETA que no pasa nada, y a los españoles que le perseguirá hasta el final. A ETA que se le pagará Navarra a plazos y a los españoles que no está en venta. Como es imposible contentar a ambos, el proceso va mal, muy mal, como ha quedado claro en el vídeo del PSOE. Y es que Rubalcaba y Zapatero parecen ser los únicos que no se han dado cuenta de que no se puede contentar al mismo tiempo a los españoles de bien y a quienes se dedican a ponerles bombas a la menor ocasión.

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