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EDITORIAL

Un ultraje a la Constitución disfrazado de "paz"

El tramposo presidente del Gobierno del 14-M ha tenido la desfachatez de hacer de este chantaje –que él insiste en maquillar como "proceso de paz"– el protagonista de la conmemoración de nuestra Carta Magna.

Zapatero y su partido no han tenido más remedio que renunciar por un día a la compañía de sus aliados nacionalistas y aceptar la del PP pues, de otra forma, el gobierno de la –todavía– nación no hubiera podido asistir a la celebración del Día de la Constitución.

Nunca los pilares de nuestra Carta Magna, como son la "indisoluble unidad de la nación española" y el Estado de Derecho que articula ese ámbito de libertad y justicia, han estado tan en entredicho como en la legislatura de este gobierno que nació y sigue buscando el consenso de formaciones minoritarias –incluida ETA– cuyos objetivos fundacionales entran en colisión con nuestra ley de leyes.

Mientras los proetarras siguen convocando manifestaciones para exigir la impunidad de los criminales y para recordar por enésima vez que el objetivo de la negociación y del alto el fuego no es otro que la obtención de aquello por lo que ETA ha matado a casi un millar de españoles –la secesión y la anexión de Navarra–, el tramposo presidente del Gobierno del 14-M ha tenido la desfachatez de hacer de este chantaje –que él insiste en maquillar como "proceso de paz"– el protagonista de la conmemoración de nuestra Carta Magna.

Ni que decir tiene que los separatistas son coherentes no asistiendo a la celebración del Día de la Constitución, como lo es también la propia ETA cuando exige que "ninguna Constitución, ni ley, ni ordenamiento jurídico sea obstáculo" para la negociación. La incoherencia, por no llamarla complicidad, es la de un gobierno que, en lugar de dar por verificada la evidente naturaleza chantajista e involucionista de este proceso, se dedica a maquillarla y oxigenarla con los colores de la paz.

Zapatero no haría mejor homenaje a nuestra Constitución que poniendo punto y final a unas negociaciones al margen del Estado de Derecho con unos criminales que están en búsqueda y captura. Claro que eso sería tanto como traicionar los compromisos adquiridos con la banda terrorista antes del alto el fuego.

Por el contrario, Zapatero tendrá, desde hoy mismo, que volverse a poner manos a la obra para impedir que el Estado de Derecho y los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado impidan a los proetarras celebrar, el próximo seis de enero, su ilegal acto político en el velódromo de Anoeta, donde dejarán de nuevo en evidencia por qué y para qué ETA convocó su alto el fuego o, lo que es lo mismo, por qué y para qué ETA está dispuesta a volver a la lucha armada.

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