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Amando de Miguel

Variedad lingüística y conflictos

Se pregunta: "¿Por qué si llama al catalán que se habla en Valencia valenciano, no llama al español que se habla en Perú peruano?". Muy sencillo. Porque los de Elche llaman "valenciano" a su idioma particular (cuando no es el castellano o español).

Fernando Crusellas Abián (Zaragoza) comenta algunas peculiaridades regionales en el habla del español de España. Las resumo:

  1. Introducción del leísmo por parte de los jóvenes aragoneses. Un error más general es el les en una frase como "ya se les dije (a ellas o ellos)" en lugar de "ya se lo dije".
  2. Un giro muy característico de Aragón es "ya se li dicho", en lugar de "ya se lo he dicho".
  3. En Vascongadas, Navarra y La Rioja utilizan el condicional en lugar del pretérito imperfecto de subjuntivo. Por ejemplo, "si mi abuela tendría pedales, sería una bicicleta".
  4. "En Cataluña siempre se ha hablado un perfectísimo español […] Como ejemplo ahí tenemos a su compañero Juan Carlos Girauta. [No obstante] la política lingüística de los últimos decenios [en Cataluña] ha conseguido que los catalanes de menos de 30 años se expresen en una jerga muy similar a la de los indios en las praderas del Far West".
  5. A don Fernando le horroriza el "han habido" de algunos catalanes y, en cambio, le encanta el qué en algunas frases interrogativas. Por ejemplo, "¿qué podría decirme la hora que es?".
  6. Don Fernando opina que en Andalucía se habla "un español riquísimo" y "se mantienen muchos arcaísmos impagables y sabrosos".

Mª Paz Velázquez (Cádiz) cuenta que, en su ciudad, todavía se refieren al "montañés" de su barrio, un tendero proveniente de lo que ahora es Cantabria. Ella misma es originaria de la Montaña y asegura que lo de "Cantabria no lo reconozco". Concluye: "Nos están haciendo una España irreconocible con la tontería de los nacionalismos". Añado, como curiosidad, que en el Tesoro de Covarrubias se dice: "Cantabria. Vulgarmente se dice Vizcaya, y por otro nombre Lipúzcoa o Guipúzcoa". Es decir, en el pasado se hacía equivaler Cantabria al País Vasco. Lo más probable es que el topónimo de la Montaña fuera una traducción del latín Cantabria. El origen de esa voz está en la raíz can (= piedra, peña) y –bria (= fortaleza) en alguna lengua ibérica; en castellano tenemos canto, cantera, acantilado. Quizá haya algún parentesco con Canterbury en Inglaterra.

Francesc Camprubí se rebela contra mi expresión "el valenciano de Elche". Se pregunta: "¿Por qué si llama al catalán que se habla en Valencia valenciano, no llama al español que se habla en Perú peruano?". Muy sencillo. Porque los de Elche llaman "valenciano" a su idioma particular (cuando no es el castellano o español). De igual manera los del Perú llaman "español" a su idioma característico (cuando no es el quechua). Si los peruanos dijeran "peruano" para referirse al español, yo así lo llamaría. Esto de los idiomas es esencialmente democrático.

Luis Argüello comenta un escrito oficial emitido por un Ayuntamiento de una capital catalana. El escrito está en catalán con una "traducción literal castellana". En castellano dice que la empresa a la que se dirige va a ser "objeto d’inspección" según "el que dispone [y no "lo que dispone] l’art. 150" del Real Decreto que se cita. Don Luis comenta que la inspección va a ser complicada, puesto que, como el mismo escrito reconoce, las fábricas de la empresa están "alrededor del territorio nacional". Don Luis comenta: "¿En Andorra, Francia, Portugal y Gibraltar, por ejemplo?". El escrito tutea campechanamente al destinatario: "podéis interponer recurso, sin perjuicio de que, si lo consideráis conveniente, interpongáis...", etc. Para terminar, el escrito avisa: "En ningún caso la interposición de recursos no suspende la acción administrativa". Don Luis comenta: "Yo aquí me rindo; no sé si quiere decir que se suspende o no".

José Martínez Tortosa (Barcelona) se lamenta de las "multas lingüísticas" que se han establecido en Cataluña. El testimonio es de escalofrío:

En muchos casos, se trata de pequeños comercios que son multados por utilizar el español en lugar del catalán. Conozco el caso de un amigo que ha cometido el "delito" de usar el castellano en los letreros de su tienda. Los inspectores lingüísticos le visitaron, le dijeron que esos carteles no se ajustaban a la legalidad y le obligan a utilizar el catalán bajo amenaza de ser multado si no lo hace. Son unas multas vergonzosas que atentan contra la libertad de las personas para utilizar la lengua que libremente decidan. Es inaceptable además de muy inquietante lo que está pasando en Cataluña: que se multe a los ciudadanos en función de la lengua que utilizan en sus comercios.

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