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EDITORIAL

Zulos de Navidad

Es evidente que las garantías dadas por la vicepresidenta Fernández de La Vega son insuficientes, a la vista de que ni siquiera el hallazgo de un zulo aún caliente con 60 kilos de explosivos en suelo español provoca el inmediato anuncio de ruptura con ETA

El hallazgo en Vizcaya de un zulo con detonadores y 60 kilos de productos químicos para fabricar explosivos es la enésima verificación de que ETA no está en tregua ni lo ha estado. Se trata del primer depósito de armamento descubierto en España, desde que la banda terrorista declaró su falso "alto el fuego" el pasado 24 de marzo. Demuestra, entre otras cosas, que ETA ha aprovechado los últimos nueve meses para hacer acopio de material con el que volver a matar. El robo de pistolas, vehículos y explosivos en Francia; la extorsión a empresarios, el terrorismo callejero, y ahora esto: ¿lo considerará, al fin, el ministro del Interior un hecho lo bastante "relevante" como para explicar a la opinión pública de qué está hablando el Gobierno de España con una banda terrorista que no sólo no quiere dejar la violencia, sino que se rearma hasta los dientes?

José Luis Rodríguez Zapatero se equivocó o engañó a los españoles cuando, el 29 de junio, dijo en un pasillo del Congreso que el Gobierno había verificado que el cese de la violencia es real y las intenciones de paz de ETA, sinceras. Era el requisito que el propio Zapatero había fijado para comenzar la negociación oficial con ETA, y lo daba por comprobado, cuando lo cierto es que desde el atentado contra la ferretería del concejal de UPN, o desde las primeras cartas de extorsión a empresarios, quedó claro que ETA ha declarado otra tregua-trampa como la de 1998.

Si un presidente es capaz de forzar sus propias normas hasta hacer que cualquier hecho encaje en ellas, ¿por qué hemos de creerle cuando asegura que sólo se negociará con ETA lo que quepa dentro de la Constitución? ¿Acaso no supone, el derrumbe de la llamada "verificación", un aviso lo bastante serio de que no se puede dejar la Constitución en manos de Zapatero y de su fiel escudero el Fiscal General del Estado, para que la interpreten a conveniencia y hagan pasar por el embudo, incluso, el referéndum de autodeterminación o la anexión de Navarra al País Vasco?

Rajoy volvió a intentar sin éxito el pasado viernes que Zapatero se comprometiera a respetar unas sencillas "líneas rojas", a saber: que Batasuna-ETA no pueda presentarse a las elecciones mientras no condene la violencia y no cumpla todos los requisitos para ser un partido legal y democrático, y que no se negocie nada sobre el futuro de España, del País Vasco y de Navarra en una mesa extraparlamentaria.

Es evidente que las garantías dadas por la vicepresidenta Fernández de La Vega son insuficientes, a la vista de que ni siquiera el hallazgo de un zulo aún caliente con 60 kilos de explosivos en suelo español provoca el inmediato anuncio de ruptura con la banda terrorista por parte del Gobierno.

Al contrario, lo que hemos visto este sábado es una maniobra de contra-programación clásica de un Gobierno tramposo y manipulador como éste, montada con el único objetivo de quitar hierro al hallazgo por la Ertzaintza del depósito de armamento en Amorebieta.

Inmediatamente después de que el Gobierno vasco difundiese este descubrimiento, Interior "hizo aparecer" un zulo en Guipúzcoa con cartuchos de caza caducados. Desde el Gobierno se subrayó que es un zulo abandonado "hace unos cuatro años". Todo un señuelo para relativizar el auténtico hallazgo, el de la Ertzaintza en Amorebieta, que arruina definitivamente la versión oficial de una paz sincera.

Casi sin tiempo para pensar, la cocina intoxicadora de Interior lanzó otra sorpresa: la Guardia Civil había desactivado dos bombas en las vías de tren de Tafalla (Navarra) el pasado miércoles, es decir, 48 horas antes de la reunión de Zapatero y Rajoy, en la que el presidente ocultó este hecho al jefe de la oposición. Todo indica que Interior, más preocupado por relativizar la importancia del hallazgo del zulo de los 60 kilos de explosivos, y por demostrar que está tan activo como puedan estarlo la policía francesa y la Ertzaintza contra ETA, no calculó las implicaciones retrospectivas que sobre la cumbre Zapatero-Rajoy tendría el hecho de revelar el atentado frustrado de Tafalla.

De ahí que, en un segundo momento, el Gobierno matizase su propia filtración y calificase lo que al principio fueron bombas como simples "botellas de gasolina sin iniciador". Es decir, según el departamento de Rubalcaba, cada día más imaginativo, ETA colocó dos "botellas de gasolina" en las vías de tren de Tafalla, como podría haber colocado dos botellas de leche.

Ahora sabemos que cualquier amenaza o desastre causado por ETA va a obtener del Gobierno la misma respuesta que dio Rubalcaba el pasado miércoles: "nada relevante que contar". Aquí dispone Rajoy, que dijo salir de La Moncloa "sin ninguna certidumbre", de la certeza más reveladora de todas. Ahora sólo es cuestión de que sepa actuar en consecuencia como jefe de la oposición.

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