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EDITORIAL

¿Qué decías de Acebes, Rubalcaba?

El mismo que exigía, no ya información, sino que el ministro del Interior tuviera la certeza de la autoría la misma mañana del 11-M bajo pena de lesa democracia, se ha encargado de mantenernos en la oscuridad durante estas dos últimas semanas.

Resulta difícil olvidar la imagen del portavoz del Gobierno de los GAL, el mismo que estuvo años negando la responsabilidad del PSOE en aquellos asesinatos y secuestros, acusando el día de reflexión al PP de mentir. "Los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, un Gobierno que les diga siempre la verdad", afirmó, hablando en nombre de su "secretario general". La razón eran las continuas comparecencias del ministro del Interior de entonces, Ángel Acebes, en las que retransmitía casi en tiempo real lo que los mandos de la Policía y la Guardia Civil le iban diciendo y que, como todos recordamos, apuntaron en una dirección antes de apuntar en otra.

Casi tres años después, el 70% de los españoles afirman que no se sabe toda la verdad sobre lo esencial del atentado, lo que no impide que ni Rubalcaba ni Alonso se hayan dignado a explicarnos nada, cuando no se han afanado en ocultarlo. Pero la consigna, convertida en verdad oficial, es que el PP mintió en los tres días que transcurrieron entre la masacre y las elecciones. Hoy, cuando han pasado casi dos semanas del atentado de Barajas, no sabemos nada aparte de lo que la propia ETA nos ha contado, a través de su reivindicación inicial y su comunicado posterior. El mismo que exigía, no ya información, sino que el ministro del Interior tuviera la certeza de la autoría la misma mañana del 11-M bajo pena de lesa democracia, se ha encargado de mantenernos en la oscuridad.

Es más, el ministro ha dicho un día que el "proyecto de zulo" –como lo definió en su día para continuar con la patraña de que estaba "verificada" la "voluntad inequívoca de dejar la violencia" por parte de ETA– estaba relacionado con el atentado de Barajas, para desmentirlo al día siguiente debido a una supuesta serie de datos que no ha tenido a bien revelarnos y que, conociéndolo, bien podrían no existir. También dijo que los etarras no pensaban atentar con la bomba de cien kilos encontrada por la Ertzaintza, para desdecirse al día siguiente y afirmar que sí, que estaban preparando un atentado, pero que el Gobierno de la transparencia no nos iba a decir dónde, del mismo modo en que se nos dijo a los ciudadanos que no había datos de que ETA se estuviera rearmando tras el robo de las pistolas y el hallazgo del zulo mientras los miembros del PSOE recuperaban sus escoltas.

Empleando la misma vara de medir que impuso al Gobierno del PP en el día de reflexión de las pasadas elecciones, Rubalcaba no sólo tendría que dimitir, sino que jamás hubiera podido ocupar cargo público o político ninguno. Sin embargo, se permite, desde la comodidad de no tener medios de comunicación que llamen a los ciudadanos a cercar sus sedes, burlarse de forma chulesca de los españoles negándoles la información, cambiándola de un día para otro o directamente mintiendo. "Hay datos que no les voy a dar", dijo anoche, convencido de que nadie se lo echará en cara. Qué suerte tiene de que la derecha no sea tan miserable como los suyos; si no fuera así, no le habrían dejado salir del Ministerio después de decir eso.

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