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Pablo Molina

Una interpretación freudiana

Para el subconsciente de ZP, la acción terrorista sería, en efecto, un accidente. Un mero accidente en su "largo, duro y difícil" camino hacia el Nobel de la Paz.

En su libro Psicopatología de la vida cotidiana, Sigmund Freud ofrece una explicación del lapsus linguae en términos de psicoanálisis. Para Freud, el lapsus es la consecuencia de la relajación de las represiones conscientes, que hacen que el pensamiento reprimido aflore hasta las regiones cerebrales responsables del lenguaje. Esto ocurre, sobre todo, cuando existe un deseo que es sublimado por imperativos morales y de pronto el protagonista experimenta, por euforia o estrés, una súbita relajación de los mecanismos conscientes encargados de esa contención.

Pero veámoslo con un ejemplo: Zapatero. El presidente del gobierno de una nación democrática decide entablar un diálogo con una banda terrorista sin que ésta haya manifestado la menor voluntad de dejar las armas, y lo mantiene a pesar de que, en plena tregua unilateral, la banda sigue perpetrando actos terroristas. Tenemos aquí ya un primer elemento de estrés, porque sentarse a dialogar con unos señores que dedican veinticuatro horas al día, siete días a la semana, a aumentar su capacidad destructiva, hombre, es algo que estresa un poco. En mitad de ese diálogo amistoso, la banda terrorista comete un atentado en el aeropuerto más importante del país, que precisamente tiene en el turismo una de sus principales fuentes de ingresos, llevándose además varias vidas por delante. El estrés aumenta hasta una línea crítica tras la cual se produce el trágico lapsus, que hace que el personaje se refiera a ese atentado como un accidente.

Lo interesante en este caso, no es el hecho de que nuestro protagonista corrija su error más tarde y denomine a las cosas por su nombre, sino la constatación de que existe un deseo reprimido de hacer que este tipo de acciones sean asumidas por los espectadores como meros accidentes y no como actos terroristas. Porque para el subconsciente de ZP, la acción terrorista sería, en efecto, un accidente. Un mero accidente en su "largo, duro y difícil" camino hacia el Nobel de la Paz.

Lo único bueno de tener un presidente que comete este tipo de lapsus en asuntos tan dramáticos es que nos permite constatar sin dificultad cual es su pensamiento en la materia. Ahora bien, la vicepresidenta del Foro de Ermua esbozaba en una entrevista radiofónica otra hipótesis, según la cual, no hubo tal lapsus y el hecho de que ZP hablara de accidente fue un gesto intencionado hacia el mundo etarra para templar gaitas y volver al proceso. Bien, es algo que no se puede demostrar, pero el hecho es que Batasuna anunció su primera intención de acudir a la manifestación convocada por Ibarreche precisamente el mismo día del famoso lapsus presidencial. ¿No les resulta curioso? A mí también.

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