Hoy en día llama la atención lo restringida y limitada que es la cooperación ente la Unión Europea y la OTAN, precisamente cuando los desafíos de seguridad son más complejos que nunca. Así piensa y así lo ha expresado recientemente el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, en el marco de una conferencia celebrada en Berlín. A su juicio, esta distancia se debe principalmente a viejos complejos europeos. En la Unión sigue despertando temor un mayor acercamiento a la Alianza Atlántica ya que la Política Europea de Seguridad y Defensa, joven y vulnerable, podría sucumbir ante un exceso de influencia estadounidense. El secretario general de la OTAN lleva meses pidiendo a la UE más cooperación y más diálogo, pues entre los dos organismos no tendría que haber rivalidad, ya que nacieron con vocaciones distintas.
Lamentablemente, hoy por hoy el debate en Europa sobre seguridad y defensa parece una absurda representación de teatro que se limita a comunicados vacíos. Las relaciones transatlánticas y la Alianza Atlántica esperaban una Europa fuerte. Pero a medida que en el mundo han ido creciendo los riesgos y amenazas, Europa se ha ido haciendo cada vez más pequeña, y la embriónica defensa europea se ha ido desligando de la seguridad mundial y del nuevo entorno. Quizá porque por primera vez Europa no es el centro ni del poder ni del conflicto.
Por eso resulta triste comprobar como los gobiernos europeos dificultan la aplicación de sanciones a Irán, recogidas en una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobada en diciembre pasado, alegando dificultades técnicas y políticas. Aunque lo que de verdad les duele es ir de la mano de Estados Unidos. Y resulta vergonzoso ver como también se niegan a mandar más tropas a Afganistán bajo el mando de la ISAF a sabiendas del delicado incremento de la violencia.
Mientras se acerca el aniversario de los 50 años del Tratado de Roma, si los europeos quieren una Europa segura en un mundo mejor, como cita la Estrategia de Seguridad de la Unión Europea de diciembre de 2003, deberían empezar a reflexionar sobre su incapacidad para abordar los grandes temas de la seguridad mundial e intentar enfrentarse a ellos de manera eficaz y por supuesto realista.
