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Amando de Miguel

Neologismos

Howard Roark se irrita porque los progres de Menorca han traicionado la cultura balear al cambiar el topónimo de toda la vida, Mahó o Mahón, haciéndolo llamar Maó. De esa forma "los mahoneses pasamos a ser maoístas".

Una lengua está viva porque hay una corriente de entrada de nuevas palabras (neologismos) mientras otras van desapareciendo del uso corriente (arcaísmos). Esa doble corriente tiene mucho que ver con el proceso de desarrollo económico y con determinados vaivenes políticos. Luego están las modas, más o menos caprichosas, que favorecen el uso de ciertas voces y desaconsejan otras.

Mª Paz Velázquez entiende que visionar ha sido siempre "ver visiones". Pero ahora se oye lo de "visionar una película". Entiendo que los dos sentidos, aun pareciendo dispares, pueden convivir. En efecto, toda la vida de Dios visionar ha sido "creer que son reales cosas inventadas". El gran visionario fue don Quijote. Pero, de un tiempo a esta parte, visionar es también "ver imágenes de cine o de televisión, especialmente desde un punto de vista profesional o crítico". Recordemos que la gracia y la economía del idioma facilitan que muchas palabras admitan dos o más significados.

Roque Hernández Durán me pregunta si se puede aceptar el neologismo o vulgarismo de descambiar. A mí me gusta para expresar la acción de "cambiar alguna cosa que se acaba de comprar por otra parecida o por el equivalente en el dinero que se pagó". El nuevo verbo lo trae el DEA de Manuel Seco. Desde luego, se emplea profusamente. Si hay tiendas de cambio y de recambios ¿por qué no vamos a poder descambiar lo que compramos?

Francisco Andériz Cebrián comenta que la tontería de la "laicidad" no es solo de España. Por lo visto en Inglaterra se empieza a utilizar el término winterval (= Winter interval o "intervalo invernal") para sustituir la voz Christmas (= algo así como "misa de Cristo"). Propongo la adaptación española de Inverpausa (= la pausa invernal) para titular las fiestas navideñas.

Hay neologismos que se lanzan con ánimo festivo. Por ejemplo, Juan Llamas (Oviedo) ha inventado alaicismo: "dícese de la doctrina del tonti-progre que consiste en negar las creencias y derechos de los católicos y alabar las del Islam". La verdad es que se necesita una palabra nueva para recoger ese significado.

Agustín Martínez de Tejeda (Torrelodones, Madrid) critica a José María Navia-Osorio por resistirse a la lista de palabras técnicas que indican la pérdida de los sentidos. Por ejemplo anafia para falta del sentido del tacto. Además de la lista que aquí ha sido discutida, don Agustín propone los siguientes términos:

  • termoanestesia (= abolición de la sensibilidad térmica)
  • hipocriestesia (= disminución de la sensibilidad al frío)
  • abarestesia (= abolición de la sensibilidad a la presión)
  • hipobarognosia (= disminución de la apreciación del peso)
  • asterognosia (= pérdida de la capacidad de reconocimiento de los objetos por el tacto).

Leída esa estupenda lista de don Agustín, me viene a la memoria un terminacho muy divertido que solía emitir el ministro Laureano López Rodó: asomatognosia (= pérdida de la capacidad de darse cuenta dónde se encuentra uno). Es una tacha que se registra muy a menudo, aunque el sujeto no suele reconocerla.

Fernando Herreros matiza la propuesta que hacía de la palabra homomonio, rechazada por la Real Academia. De esa forma, redarguye don Fernando, "no queda a salvo la palabra matrimonio. [La prueba es que] no son los homosexuales los que han propuesto homomonio, ya que ellos están contentos con que se les llame matrimonio".

Howard Roark se irrita porque los progres de Menorca han traicionado la cultura balear al cambiar el topónimo de toda la vida,MahóoMahón, haciéndolo llamarMaó. De esa forma "los mahoneses pasamos a ser maoístas. Unmaó, en menorquín, es unladrillo. El cambio oficial del topónimo se decidió en un Pleno del Ayuntamiento "gracias a los votos conjuntos del PSOE y del PSM, un grupúsculo nacionalista y radical de orientación pancatalanista". En opinión de don Howard la verdadera razón para el cambio es que "Mahóen menorquín se parece demasiado aMahónen español, y eso es intolerable. Hay que escoger un topónimo más alejado delinvasor". Menos mal que "en Mahón ha surgido un movimiento de contestación social contra este alcalde felón". Firma el desahogo "un liberal mahonés cabreado". Se ve venir. La salsa mahonesa será "maoísta".

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