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Carlos Semprún Maura

Campaña sin chispa

Sarkozy declaró que las leyes republicanas no admiten ni admitirán muchas costumbres musulmanas como la poligamia, la bárbara escisión del clítoris de las niñas, el sacrificio ritual del cordero en pisos privados y algunas más.

Es una lata tener siempre razón... Pues resulta que Diane Cambon, topo de El País en Le Figaro, del que fue corresponsal en Madrid, se ha pasado –o la han echado– a Marianne, semanario de ultraizquierda. Añadir que además es una publicación muy confusa sería un pleonasmo. Estos últimos meses, este semanario se ha distinguido por su frenética campaña a favor de Ségolène Royal, pero bajo un ángulo llorón y lastimero: pobre candidata, que todos la atacan y la insultan por ser mujer. Anteayer, en un plató de televisión, Maurice Szafran, director adjunto, volvió con la retahíla: siempre se la acusa de decir bobadas, y nunca a Sarkozy. ¡Toma! Por algo será. Las bobadas son la exclusiva de Ségolène. El martes por la tarde la candidata celebró un mitin en París, que la prensa ha presentado como combativo porque atacó a la derecha, mala de nacimiento, amenazó a los ricos, y se presentó como una Juana de Arco de los mataderos (que me perdone Brecht). Las chorradas habituales de la izquierda cuando no tiene proyectos.

Repitiendo una experiencia que fue desastrosa para Chirac, la más popular y la peor de las cadenas de televisión, TF1, ha puesto en marcha una serie de emisiones en las que cada uno de los candidatos se enfrenta con cien ciudadanos variopintos que le hacen una pregunta. El lunes le tocó a Nicolas Sarkozy inaugurar la serie. No estuvo mal, es hábil en este tipo de debates. Lo malo fueron las preguntas, que eran del tipo: "¿Si se me estropea el coche, vendrá usted a arreglarlo?".

Hubo algo de bronca en torno a dos temas, primero, cuando Sarkozy declaró que las leyes republicanas no admiten ni admitirán muchas costumbres musulmanas como la poligamia, la bárbara escisión del clítoris de las niñas, el sacrificio ritual del cordero en pisos privados y algunas más. Pero no se refirió al caso Redeker. Una lástima. Aún así fue tratado de racista. La segunda tangana se desató cuando se declaró partidario de un cambio en el PACS (contrato para parejas de hecho) y contrario a las bodas gay y a la adopción de niños por parejas homosexuales, por lo que fue tratado de "homófobo". Salió bien airado en ambos casos, pese a la mala fe habitual de Marti Font, porque en contradicción de lo que afirma en El País, TF1 es la cadena que más veces ha invitado a Ségolène Royal. Lo cual, desde luego, no ha mejorado su calidad.

Este miércoles se abre el proceso del semanario satírico Charlie-Hebdo, demandado por la Gran Mezquita de París y la Unión de Organizaciones Musulmanas de Francia, por haber publicado dos de las famosas caricaturas danesas. Mientras Robert Redeker, condenado a muerte por el islam radical, sigue escondido y protegido por la Policía, y además sin escándalo, en la "patria de las derechos humanos", estos "barbudos", quieren amordazar la libertad de opinión. Seguiré el proceso, que será un dato significativo de hasta que punto el zapaterismo se ha afianzado en Francia.

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