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Thomas Sowell

El New York Times contra la familia

La izquierda ha estado minando a la familia durante más de 2 siglos, incluyendo la redefinición actual de las palabras "matrimonio" y "familia" para que incluyan cualquier tipo de gente que desee vivir junta de cualquier manera por cualquier razón.

El último de una larga serie de editoriales disfrazados de noticia publicados por el New York Times fue un artículo que sugería que la mayoría de las mujeres norteamericanas no tienen marido. En parte está basado en datos del censo, pero mucho más en definiciones creativas. El Times definía "mujeres" de modo que incluyera incluso a adolescentes de 16 años y contabilizaba a las viudas, que por supuesto no podrían ser viudas a menos que hubieran tenido marido alguna vez. Las mujeres cuyos esposos están lejos en el ejército, o en la cárcel, también fueron contabilizadas como no residentes con un marido.

En el momento en que se emplean tan creativas definiciones, se consigue que el 51% de "las mujeres" no viva con un marido. Eso definía a "la mayoría" de las mujeres y creaba una "noticia" que daba a entender que esas mujeres no estaban casadas. En realidad, apenas un cuarto de las mujeres no ha estado casada nunca, aún incluyendo en las cuentas a las chicas de 16 años.

Mientras que los datos citados en la noticia del New York Times se referían a mujeres que no convivían con un marido, las mujeres citadas en el texto eran las que rechazaban el matrimonio. ¿Qué pretendían con eso? Demostrar que el matrimonio es cosa del pasado. Como rezaba un titular del San Francisco Chronicle: "Las mujeres ven menos necesidad de estar atadas a la vieja bola y la cadena". En otras palabras, el matrimonio es una cadena perpetua rematada con grilletes en los pies unidos mediante una cadena a una pesada bola de metal, para que el preso no pueda escapar.

Esta imagen del matrimonio y de la familia como carga no es peculiar del New York Times o el San Francisco Chronicle. Es común entre la intelligentsia de la izquierda. Las representaciones negativas de ambas instituciones no son sólo un lugar común en la prensa sino dondequiera que se concentre la izquierda, ya sea en centros de enseñanza y universidades o en la televisión o en las películas. El caso quizá más célebre es el episodio de Murphy Brown que el vicepresidente Dan Quayle criticó, provocando un feroz contraataque de la izquierda.

El New York Times no es el primer medio de izquierdas en cocinar estadísticas con el fin de presentar el matrimonio como una reliquia del pasado. Innumerables fuentes han citado la estadística de que la mitad de todos los matrimonios acaba en divorcio, otra conclusión basada en la manipulación creativa de las palabras, en lugar de los hechos puros y duros.

El dato de que en un año concreto pueda haber la mitad de divorcios que de matrimonios no significa que la mitad de todos los matrimonios acabe en divorcio. Es totalmente engañoso comparar todos los divorcios de un año –de matrimonios iniciados años e incluso décadas antes– con la cifra de matrimonios iniciados ese mismo año.

¿Por qué la izquierda tergiversa de forma tan desesperada las palabras y las cifras con el fin de desacreditar el matrimonio? En parte es porque el matrimonio es un componente fundamental de un orden social al que la izquierda se opone. Además, el matrimonio se considera una de las restricciones sociales a la libre elección individual. Éstas no son ideas nuevas, aunque puedan parecer más convincentes que en el pasado. Pero eso es simplemente porque el estamento izquierdista es hoy más grande y ruidoso.

Ya en el siglo XVIII, Rousseau decía que el hombre nace libre pero en todas partes se encuentra encadenado. En otras palabras, las restricciones sociales esenciales para la supervivencia de una sociedad civilizada eran consideradas obstáculos innecesarios para la libertad individual de cada uno. A quienes piensan de esta manera nunca parece ocurrírseles que si todo el mundo estuviera libre de toda restricción social, solamente los más fuertes y con menos escrúpulos serían realmente libres, y todos los demás estarían sujetos a sus dictados o a la destrucción.

El matrimonio y la familia son también barreras al deseo de la izquierda de crear una sociedad construida según sus propias especificaciones. El primer borrador de Friedrich Engels del Manifiesto Comunista proclamaba el final de la familia, pero Karl Marx se lo pensó mejor y lo quitó.

De una manera u otra, no obstante, la izquierda ha estado minando a la familia durante más de 2 siglos, incluyendo la redefinición actual de las palabras "matrimonio" y "familia" para que incluyan cualquier tipo de gente que desee vivir junta de cualquier manera por cualquier razón. Si "matrimonio" puede significar cualquier cosa, entonces no significa nada.

El longevo lema del New York Times, "Todas las noticias apropiadas para publicarse", debería cambiarse para reflejar la realidad de hoy: "Fabricando noticias apropiadas para promover una ideología".

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