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John Stossel

Pánico en Boston

¿Por qué son "los autores materiales" los estúpidos? ¿Por qué no se quejan los medios de lo estúpidas que fueron las autoridades de Boston al cerrar la ciudad porque pensaban que unos dispositivos luminosos eran parte de un complot terrorista?

Hace unas cuantas semanas, empleados de una agencia de publicidad instalaron artefactos electrónicos con luces estroboscópicas en varias ciudades para promocionar un programa del Cartoon Network. Nadie parecía alarmado por esos dispositivos que mostraban personajes de dibujos animados enseñando el dedo corazón hasta que, de pronto, semanas después de comenzar la promoción, la policía de Boston decidió que la ciudad podría estar bajo un ataque terrorista. Entonces corrieron a retirar los dispositivos, paralizando zonas enteras de la ciudad.

El primero fue encontrado en una rampa de salida de la autopista, informaba el Boston Globe, "obligando al cierre del sentido norte de la Interestatal y atascando el tráfico durante horas. Los artificieros de la Policía del Estado destruyeron el objeto con un cañón de agua. A continuación, en rápida sucesión, informaciones de dispositivos igualmente sospechosos inundaron las líneas de la policía, enviando fuerzas antiterrorismo a más de una docena de ubicaciones". "El comercio fue interrumpido, las vías de transporte paralizadas y los residentes atrapados", se quejó el fiscal de Suffolk, Daniel Conley.

Los periodistas se volvieron locos, con cadenas de televisión interrumpiendo incluso su programación para alertar a los ciudadanos, y reporteros hablando de "la amenaza del terrorismo" con la voz entrecortada. Y así todo el día.

Turner Broadcasting, propietario del Cartoon Network, se disculpó ante la ciudad, pero el alcalde de Boston Thomas Menino quiere que el Consejo Audiovisual revoque la licencia de Turner para su emisora TBS. "Es indignante que, en un mundo post-11 de Septiembre, una compañía utilice campañas de marketing de este tipo", dijo Menino.

Después de que "los autores materiales", dos jóvenes a los que se había pagado para promocionar el programa de dibujos animados, fueran detenidos, las cadenas de televisión difundían comentarios del estilo de "no puedo creer que alguien sea tan estúpido como para hacer eso" y "no deberían encerrarlos para siempre, pero sí durante mucho tiempo". Y los presentadores de esos programas, en respuesta, asentían con gravedad.

¿Hay alguien ahí? ¿Por qué son "los autores materiales" los estúpidos? ¿Por qué no se quejan los medios de lo estúpidas que fueron las autoridades de Boston al cerrar la ciudad porque pensaban que unos dispositivos luminosos eran parte de un complot terrorista? ¿Y por qué escribe el Boston Globe sobre "enfurecidos" funcionarios del consistorio en lugar de hablar de funcionarios "estúpidos"?

Después de todo, los dispositivos habían sido instalados tres semanas antes en nueve ciudades más, incluyendo Nueva York, Filadelfia, Chicago, San Francisco y Los Ángeles. Las autoridades no perdieron los papeles. Associated Press informó que "no hubo reacciones inmediatas de nadie presa del pánico" y "la retirada de los dispositivos fue discreta". El pánico se circunscribió a Boston.

El alcalde Menino dijo que se dedicaron más de 500.000 dólares a enviar docenas de artificieros y expertos federales en antiterrorismo, estatales y del consistorio a investigar. Pero culpó a los jóvenes, no a sí mismo.

El Boston Globe informó que "Turner Broadcasting reconoce que nunca solicitó aprobación o alertó a las autoridades de que colocaba los dispositivos". Dios bendito, si los anunciantes tienen que disculparse ahora por no solicitar la aprobación previa de las autoridades para poner anuncios, ¿a dónde hemos llegado?

Uno de los acusados, Peter Berdovsky, dijo que "es ridículo que estén haciendo estas declaraciones en televisión de que no debemos estar seguros del terrorismo, porque [los dispositivos] llevaban allí tres semanas y nadie se dio cuenta. Es de sentido común ver estos carteles y pensar que son parte de una instalación artística".

El terrorismo es horrible, pero las probabilidades de que usted muera en un ataque terrorista son relativamente bajas. Es más probable que fallezca al atropellar un ciervo con su coche. (200 norteamericanos fallecen de media cada año a consecuencia de colisiones con ciervos. Incluyendo la cifra de bajas del 11 de Septiembre, la cifra media de americanos que fallecen cada año a consecuencia de terrorismo internacional desde 1981 es de 145). Y el temor excesivo al terrorismo perjudica también a los americanos. Tras el 11 de Septiembre, mucha gente eligió conducir en lugar de volar, añadiendo 1.000 muertes adicionales en desastres automovilísticos.

La alocada reacción de las autoridades de Boston refuerza la idea que he estado tratando en columnas recientes: la descentralización de la autoridad siempre es mejor que un poder centralizado. Imagínese si el Departamento de Seguridad Nacional federal hubiera actuado en todas las ciudades en las que se colocaron los dispositivos sospechosos. Todo el país podría haberse paralizado.

En su lugar, gracias a Dios, ciudades y estados pueden establecer sus propios protocolos basados en su propio conocimiento y experiencias. Si las autoridades de Boston provocan que la ciudad sea presa del pánico y eche el cierre, al menos Nueva York y Los Angeles no lo harán. Esa es la belleza del federalismo.

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