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Amando de Miguel

Hablas regionales

Claro que, por encima de castellano o zamorano, me siento español, sobre todo cuando me relaciono con extranjeros o con españoles de otras regiones. Comprendo que hubo un "viejo Reino Leonés", pero feneció hace tanto tiempo que no procede resucitarlo.

Son docenas los libertarios que me señalan la voz galipandria o sus variantes (galipandia, calipandria). Parece ser que se utiliza mucho en Cataluña como sinónimo expresivo de "catarro, resfriado, trancazo". Lo curioso es que también lo han oído así diversos corresponsales en el País Vasco o Extremadura. Añado la extraña asociación con calipedia (= arte quimérico de procrear hijos hermosos) o calípedes (= animal perezoso, tardo de movimientos).

Francesc Camprubi me señala el "error" de llamar "habla regional" al idioma catalán. Precisa: "Seguramente esto no es un error, sino mala fe, que es lo que destila su persona. Que sepa que su columna, como todo LD y la COPE y el In-Mundo, ayuda mucho a crear independentistas entre los escolares de la Nación catalana, y si no, mire usted las enquestas del CIS espanyol en los tramos de edades de los más jóvenes". Me parece una excentricidad la afirmación de que esta seccioncilla –que no columna– vaya a hacer independentistas a los escolares catalanes. ¿Cómo se puede demostrar una cosa así? Rechazo que haya "mala fe" en incluir al catalán como una manifestación más de las diferentes "hablas regionales" españolas. En esa etiqueta cabe también el modo de hablar corriente de los castellanos, andaluces o gallegos. La calificación de "regional" en modo alguno es despectiva. La empleo para distinguir las hablas de los españoles del español hablado fuera de España. En nada desmerece a la dignidad del idioma español el hecho de que el habla de los castellanos o de los españoles signifique una circunstancia minúscula dentro de la población hispanoparlante en el mundo. Lo que no veo es que, para defender el estatuto del idioma catalán, haya que ser un malparit y un malparlat.

José Antonio Martínez Pons anota una forma privativa del Bierzo y alguna otra comarca leonesa: "la mi" o "el mi", en lugar del posesivo "mi". Esa peculiaridad llega hasta Extremadura, como puede oir en la zarzuela "Luisa Fernanda": "toda la vida mi compañera, toda la vida será la mi morena". Francamente, no creo que en esa zarzuela se haya introducido el leonesismo. Es más bien la necesidad de escandir los versos apropiados. La verdad es que suena muy bien ese "la mi morena".

Antonio Olea Casas (Bueu, Pontevedra) me indica que, aparte de la confusión entre sacar y quitar, en Galicia se hace otra mezcla de verbos: entre mirar y ver. Por ejemplo, "Hace tiempo que no te miraba. ¿Has estado enfermo?". Añado que esa confusión es parecida a la de escuchar y oír. No son mezclas exclusivas de Galicia.

Fran F. Salgado me comunica algunos términos privativos del habla de Ponferrada (León). Así, esparabón (= persona histriónica que gesticula mucho) o esbarrahuerto (= un gran desorden, un desmadre). Es corriente la expresión marchó pa Ponfe (= se fue a Ponferrada). En el Bierzo se recurre mucho al sufijo in (ina) para dar un sentido diminutivo o cariñoso. Por ejemplo, ahora mismín o un momentín, para un lapso pequeño. Anticipo la réplica de los asturianos para reivindicar su primacía del sufijo en –in.

Marcos González Rodríguez se refiere a mi enunciado de telar como cosa vieja, trasto inservible, según se dice en Castilla. Don Marcos me corrige: "es una palabra perteneciente al Leonés, la lengua del País Leonés (Zamora, Salamanca y León). Me imagino que se ha equivocado, pero no pasa nada. Rectifique y todos en paz". No sé por qué tengo que rectificar. La equivalencia que digo figura en el Diccionario del castellano tradicional de César Hernández Alonso. No especifica que sea solo de Zamora, Salamanca y León, lo que don Marcos llama donosomente País Leonés. Es un país imaginario.

Santiago Martínez Iglesias (León) da un paso más. Este es su dictamen: "Me sorprende que considere usted a León o a su tierra natal, Zamora, castellanas [...] Zamora, Salamanca y León conforman, a pesar de la actual distribución autonómica, una región histórica española con rasgos socioculturales comunes, a los cuales usted no debería ser ajeno". Claro, también tienen rasgos comunes los habitantes de Sayago, la comarca donde se inscribe mi pueblo de nación. Pero Sayago es una tierra castellana. Al menos mis padres y abuelos siempre decían "nosotros, los castellanos" o "los zamoranos". ¿Por qué me voy a inventar yo ahora otra identidad? León es León y Castilla es Castilla, la Vieja y después la Nueva. Lo que nunca podré ser es "castellanoleonés" y no digamos "castellano y leonés". Claro que, por encima de castellano o zamorano, me siento español, sobre todo cuando me relaciono con extranjeros o con españoles de otras regiones. Comprendo que hubo un "viejo Reino Leonés", pero feneció hace tanto tiempo que no procede resucitarlo. Antes estuvo la Lusitania.

José Dalmau Tormes (valenciano de varias generaciones) confirma que la expresión "señor amo" y otras similares se emplean comúnmente en la sociedad valenciana. Entiendo que esa forma de hablar no implica un sentido de subordinación ni de menosprecio. Es simplemente un resto tradicional. Por lo mismo –añado– el título "ama de casa" tampoco tiene por qué ser afrentoso.

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