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Juan Carlos Girauta

Sólo toda la verdad es la verdad

Sería deseable que Rajoy despejara estas dudas antes de las elecciones generales para que los periodistas e intelectuales que se comprometen con la "búsqueda de la verdad caiga quien caiga" no vuelvan a quedarse con el culo al aire.

El presidente del PP canario ha venido a recordar la alegre disposición de los socialistas a valerse de los aparatos del Estado en beneficio propio y en perjuicio de cuantos le molestan. Su recordatorio alumbra un punto ciego de nuestro pasado reciente, remueve inquietantes asuntos y rescata del olvido la tenebrosa región de los crímenes de Estado. O asesinatos de gobierno.

No pudiendo tolerar el PSOE ciertas palabras malditas –por impronunciables y por sabidas– arroja una querella criminal con el ímpetu de Blanco, que siempre se precipita. Las palabras: "El PSOE, cuando ha gobernado y ha tenido que matar, ha matado". Entre las consecuencias indeseadas de la querella de Blanco cabe destacar la eventual citación de Felipe González para que diserte un ratito sobre los GAL.

Sin embargo, el asunto podría poner al descubierto mucho más de lo que el PP desea. Podría cuestionar la actitud de cada cual frente a la creación de un grupo terrorista por parte de cargos políticos y funcionarios públicos. Podría ilustrar también, despiadadamente, el modo en que el PP sabe pasar de una conducta virtuosa sujeta a la pauta de "la búsqueda de la verdad caiga quien caiga"... a zanjar tal búsqueda por las bravas, dar carpetazo, pasar página, mirar hacia delante, y todo el resto de expresiones con que pueden camuflarse la renuncia o el miedo.

Lo cual nos lleva a preguntarnos legítimamente algunas cosas: si el caso del 11-M se sigue ramificando –al modo del procesamiento de la cúpula de la policía científica– en otros procedimientos que implican a funcionarios públicos, y si con ello la investigación se cronifica en varios sumarios endiabladamente complejos y comprometedores, ¿qué hará el PP cuando gobierne?

Porque si sucede lo que ya vimos años atrás con los GAL, si tenemos que volver a oír que un Gobierno no puede trabajar, aunque tenga razón, contra un Gobierno anterior, si de nada sirve decir, escribir, gritar que eso es precisamente lo que el Gobierno Rodríguez ha venido haciendo desde que llegó al poder, si nos van a salir de nuevo con el pasar página y el mirar hacia delante, entonces se habrán impuesto las tesis y la estrategia de Gallardón. Es decir, de Prisa.

Sería deseable que Rajoy despejara estas dudas antes de las elecciones generales para que los periodistas e intelectuales que se comprometen con la "búsqueda de la verdad caiga quien caiga" no vuelvan a quedarse con el culo al aire. Ni tampoco la ciudadanía adepta. Una cosa es votar al PP, única casa de la no-izquierda, y otra muy diferente ser utilizado para elevar a Gallardón al nivel del preclaro estadista que no es, a la categoría de líder efectivo de la España liberal-conservadora por imposición de sus tesis.

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