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Pedro Bringas

El ranchero tejano y el vaquero alemán

Con tanto dinero en el bolsillo, un tipo como Cuban tenía que encontrar un juguete con el que divertirse, así que decidió comprar la franquicia de Dallas, convirtiéndose, de paso, en el directivo más famoso de la liga.

Los Dallas Mavericks son los actuales capos de la NBA. Cuando escribo estas líneas los Mavs han conseguido su decimoquinto triunfo consecutivo, y han empezado a derribar unos cuantos récords. Con su última victoria frente a Orlando, los Mavericks llevan 22 triunfos seguidos en su cancha del American Airlines Center. Además, han ganado 50 de 55 partidos después de haber perdido los primeros cuatro encuentros de la temporada, y poseen la mejor marca de la liga con solo nueve derrotas. El equipo tejano, que también se ha convertido en el que más prisa se ha dado en llegar a las 50 victorias en la historia de la NBA, no ha sido derrotado en casa desde que perdió 83-92 ante los Pistons el pasado 7 de diciembre.


El cómo ha llegado un equipo del montón, asfixiado durante años por la competencia del equipo de fútbol americano local –los Cowboys– a liderar la mejor liga del mundo tiene, sin duda, multitud de explicaciones, pero nos puede bastar con saber quiénes son las dos personas que lideran a la franquicia tejana, dentro y fuera de la cancha.

El dueño del tinglado es Mark Cuban, sin duda, todo un personaje. El propietario de los Mavs se convirtió en multimillonario apenas cumplida la treintena, cuando vendió su empresa de informática, y luego no haría sino aumentar su fortuna personal. Con tanto dinero en el bolsillo, un tipo como Cuban tenía que encontrar un juguete con el que divertirse, así que decidió comprar la franquicia de Dallas, convirtiéndose, de paso, en el directivo más famoso de la liga, más aun que el propio David Stern, con el que, de vez en cuando, tiene un muy fluido intercambio de opiniones, que suelen acabar con una multa para el díscolo propietario. Los árbitros son su otro blanco favorito.

El otro lado de la moneda es Dirk Nowitzki. Otro carácter, que tampoco se corta a la hora de rajar, ni de, por supuesto, jugar. Cuando el alero alemán aterrizó en la NBA, y al contrario que la mayoría de los jugadores europeos que han compartido su destino, era prácticamente un desconocido incluso en su propio país. En Alemania apenas le dio tiempo a mostrar su talento, ya que llegó a la NBA con apenas veinte años. Ahora se le considera como el mejor europeo que ha jugado en la liga americana, y el líder del mejor equipo, ahora mismo, del mundo. Nos queda por ver si los Mavericks acaban redondeando su campaña con un anillo –el año pasado Shaq y los suyos les dejaron con la miel en los labios– y si Cuban cumple la promesa que hizo hace un par de años: "Cuando ganemos el anillo correré desnudo por la calle". Seguramente el striptease de Cuban sería más probable si Steve Nash todavía jugase en Dallas.

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