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Cristina Losada

Aplaudir hasta ensordecer

Si ha sido una decisión humanitaria y valiente, habrá que recordarla. "ZP es tan bueno, que no quiso dejar que muriera". "La vida es un valor tan supremo para él, que hasta una escoria como De Juana mereció su compasión". Más breve y comercial: "ZP: suave

Sólo él sabe por qué ha soltado al terrorista, pero ellos aplauden. Aplauden hasta reventarse las manos, sólo encallecidas de eso, de fingir entusiasmo. En estos arrabales del poder, la simulación es el valor más seguro. La lealtad mayor no ha de esperarse de los sinceramente convencidos, sino de los que fingen siempre, en toda circunstancia y ante cualquier decisión del Líder. Lo harán mientras siga siéndolo; luego traspasarán, por un módico precio, sus vítores a otro. Pero, hoy, el Líder es el que acaba de darle un final feliz a la campaña Save De Juana, lanzada por oenegés del historial humanitario de ETA y Batasuna, apoyada desde instituciones como la presidencia del Senado y publicitada por prestigiosos medios internacionales. El jefe ha tenido que mentir sobre las excarcelaciones permitidas por otros gobiernos, y ellos han bendecido esa falsedad y otras. Porque creen, sí, en lo del mal menor. Creen que el mal menor consiste en representar a los tres monos clásicos –el que no ve, el que no oye, el que no habla– y a uno nuevo: el monito palmero.

La reunión del Comité Federal del PSOE ha sido un éxito. Una apoteosis propia de Comité Central. La ovación al líder ha resonado en todos los rincones del país. Igual que las aclamaciones de la vieja guardia. El matarife de una banda terrorista podía haber sido un mártir más. La suprema inteligencia del líder lo ha convertido en un héroe. ¡Bravo! Los aplausos ensordecen. Justo lo que necesita la claque. Aplaudir para no oír. Para acallar, no la voz de la conciencia, ¿qué conciencia?, sino el murmullo del temor y la duda. ¿Y si hubiera sido un error?

– Camarada, ¿ha dicho usted un error? ¿Piensa usted que el Partido puede equivocarse y cometer errores?
– ¡No! ¡Jamás! ¡Nunca! Nosotros, que detentamos la capacidad crítica, por eso mismo la hacemos estallar en salvas y hurras.

Cuando se apaciguan, no sin esfuerzo, pues los hay que sobreactúan y, cuando muere el aplauso, vuelven a resucitarlo, Pepiño anuncia un nuevo vídeo. Una secuela del anterior, aquel que iba sobre lo que hizo Aznar en la tregua del 98. Fue lo único bueno que realizó el malvado Aznar. ¿O fue malo? Qué lío. Hombre, Pepiño, márcate un vídeo heterodoso de verdad. Uno que ilustre la bondad y el valor de ZP. Si tan orgulloso está el Partido de haber salvado a un asesino en serie de la ETA, hay que pregonarlo en la propaganda electoral. Si ha sido una decisión humanitaria y valiente, habrá que recordarla. "ZP es tan bueno, que no quiso dejar que muriera". "La vida es un valor tan supremo para él, que hasta una escoria como De Juana mereció su compasión". Más breve y comercial: "ZP: suave con los terroristas y duro con las víctimas".

Pero como el presidente afirma que seguirá trabajando por la verdad y que no insultará a nadie, lo que prepara Pepiño es una serie como la de los Invasores, en la que todos los que protestan por la excarcelación del mártir levantarán el dedo meñique en señal de que son de la extrema derecha, la derecha extrema, o fascistas. Orwell elaboró una lista de personas y cosas que había oído tildar de "fascistas": granjeros, tenderos, Kipling, Gandhi, homosexuales, hostales juveniles, astrología, mujeres, perros... Había allí de todo. Aquí también. Entre los "ultras" que sacará Pepiño incluso hay socialistas, con y sin carné, con y sin cargo. Con cargo, todo sea dicho, pocos.

Y, sin embargo, les convendría saber por qué. Por qué su imagen y la del vampiro (se nutría de las víctimas de los atentados, según propia confesión) han quedado unidas para siempre. Pues puede ser aún peor que un error y una iniquidad. Ceder ante una banda terrorista no evita males mayores: conduce a ellos.

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