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Ignacio Villa

El talante de la amenaza

El Gobierno está dispuesto a mirar al pasado de la lucha antiterrorista. No deja de ser curioso, pues en ese terreno tienen mucho que perder. ¿Quieren que hablemos de los GAL? Pues venga.

Cuando un presidente del Gobierno se lanza públicamente, y desde un país extranjero, a amenazar con rescatar historias del pasado del principal partido de la oposición, es que está bien cerca del colapso. Si además eso que se recupera de nuestra historia reciente es mentira, es que la situación se le ha escapado ya de las manos al PSOE.

Zapatero se encontraba en Marruecos en una cumbre bilateral, en la que ha vuelto a tirar a la basura el consenso que ambos partidos han compartido durante nuestra historia democrática de defensa de la autonomía del Sahara frente a las pretensiones de Marruecos. En la rueda de prensa ha aprovechado para arremeter contra el Partido Popular, amenazando con publicar datos secretos de la política penitenciaria de la época de Aznar. Con estas afirmaciones, Zapatero ha aireado una forma de hacer política más cercana al matonismo que a la actitud que debe tener un Gobierno democrático de un país de la Unión Europea.

La reacción del presidente del Gobierno es infantil, soberbia, tosca, zafia e inaudita. Debe verse en una situación francamente mejorable cuando se ve necesitado de atacar de una forma tan desaforada al Partido Popular en un flanco que, junto a la política económica, supone el punto más fuerte de éste.

Mientras Zapatero amenaza, el portavoz parlamentario López Garrido afirma, y sin ruborizarse, que la manifestación del sábado 10 de marzo ha sido convocada por el Partido Popular para tapar el juicio del 11-M. Es difícil pensar en un argumento más ridículo. ¿Se puede ser más inepto? Aparte de Pepe Blanco, que es un verdadero galáctico de la especialidad, no creo recordar a nadie diciendo más tonterías en un menor espacio de tiempo. Siendo cierto que López Garrido nunca se ha caracterizado ni por su brillantez ni por su lucidez, no era predecible que alcanzara estas simas del pensamiento. Aunque sólo fuera por una mera cuestión de oficio, nadie podía pensar que López Garrido llegara a este punto.

Lo cierto es que viendo y escuchando a unos y a otros la conclusión es clara: el Gobierno y el PSOE están fuera de sí. Han perdido los nervios. Y en ese estado se han lanzado a un debate que cualquier persona en su sano juicio concluiría que no les conviene en absoluto. El Gobierno está dispuesto a mirar al pasado de la lucha antiterrorista. No deja de ser curioso, pues en ese terreno tienen mucho que perder. ¿Quieren que hablemos de los GAL? Pues venga.

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