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EDITORIAL

La decisiva resistencia navarra

Los socialistas no quieren echar un jarro de agua fría a las pretensiones de ETA sobre Navarra, sino que prefieren arremeter contra la “derecha extrema” y “fascista”, tal y como califican al PP y a UPN etarras y socialistas.

En varias ocasiones hemos señalado los riesgos de enjuiciar el apaciguamiento colaboracionista que viene perpetrando el Gobierno del 14-M, en función de los objetivos máximos de ETA. Aunque es imprescindible denunciar el delirante, antihistórico, totalitario e irrenunciable objetivo de los terroristas de una gran Euskal Herría Socialista, no debemos insensibilizar a la opinión pública ante las cesiones que, no por menores, dejan de ser un infame compromiso gubernamental, tal y como el que ya adquirió públicamente el Ejecutivo de Zapatero al ofrecer a ETA, por una tregua "cuanto antes", una "salida a los presos" y un nuevo "marco jurídico político" para el País Vasco, consensuado con la "izquierda abertzale".

De la misma forma que la hipotética concurrencia a las elecciones del equipo titular de la antigua Batasuna no debería insensibilizar a nadie ante el amparo legal que ya tienen los proetarras con el equipo suplente del PCTV, las insistentes reclamaciones anexionistas de Navarra de ETA, no debería llevar a nadie a considerar peccata minuta un "estatuto" soberanista equivalente al de Cataluña, por muy reducido que estuviera al País Vasco.

Si, con todo, sí cabe advertir de lo que mucho que se juega Navarra en el volátil pacto entre ETA y el Gobierno de Zapatero, no es sólo por la insistencia con la que Otegi y los comunicados de la banda recuerdan que "sin Navarra no hay proceso", sino por la propia condescendencia del Gobierno de Zapatero que, lejos de rechazar esa unión forzosa, la presenta como una posibilidad impecablemente constitucional.

El Gobierno de Zapatero, en lugar de quejarse por un supuesto e injusto "juicio de intenciones" –como si cesiones a ETA como la excarcelación del sanguinario De Juana no fueran un hecho consumado–, bien podría presentarse como adalid de esa autonomía navarra que, fiel a su historia, ha buscado su asiento en España, frente a la delirante voluntad anexionista del nacionalismo vasco. Pero, a la vista está que los socialistas no quieren echar un jarro de agua fría a las pretensiones de ETA, sino que prefieren arremeter contra la "derecha extrema" y "fascista", tal y como califican al PP-UPN etarras y socialistas.

Por todo ello, Mariano Rajoy ha tenido un nuevo acierto al confirmar su presencia –y su liderazgo– en la manifestación que el Gobierno navarro ha convocado para el próximo sábado contra las pretensiones anexionistas del separatismo vasco. Unas pretensiones a las que el Gobierno de Zapatero, tras la criminal advertencia de ETA en Barajas, lejos de rechazar, ha seguido brindado la mayor y más servil de las esperanzas.

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