Menú
Ignacio Villa

Cuando un Gobierno depende de un comunicado de ETA

Tras insultar a todos los españoles contrarios a su política de rendición, se ha visto en un pozo sin fondo del que sólo cree poder salir si ETA emite un nuevo comunicado en el que anuncie algún gesto que pueda vender como resultado de su política.

El Gobierno se ha mostrado nervioso, sin capacidad de reacción y superado por los acontecimientos tras la manifestación de Navarra. Ha sido la puntilla para Zapatero y los suyos. El Gobierno se ha mostrado siempre incapaz de lidiar con lo que sucede en la calle, sobre todo porque no tiene intención de desmarcarse del camino que la banda terrorista ETA quiera dibujar para el futuro.

Es difícil de aceptar, cuando se parte de una situación previa de normalidad democrática, que el Gobierno esté esperando un comunicado de ETA para seguir adelante con su estrategia. Pero no queda más remedio que constatarlo. Estas últimas semanas hemos visto a un presidente del Gobierno incapaz de apearse de la burra, mirando hacia otro lado tras el atentado de Barajas, cediendo al chantaje de los terroristas con la excarcelación del sanguinario De Juana Chaos e intentando ignorar las manifestaciones organizadas en mes y medio por el Foro de Ermua, la AVT, el Partido Popular y  el Gobierno foral navarro. Tras insultar a todos los españoles contrarios a su política de rendición, se ha visto en un pozo sin fondo del que sólo cree poder salir si ETA emite un nuevo comunicado en el que anuncie algún gesto que pueda vender como resultado de su política.

No es ninguna exageración, por tanto, concluir que Rodríguez Zapatero se encuentra en manos de los terroristas. El presidente del Gobierno está dejando a los etarras que marquen las pautas, señalen los tiempos y ordenen los pasos. Semejante posición es una auténtica bomba de relojería que amenaza con explotar destruyendo la nación y la libertad de la que gozan sus ciudadanos.

Esa dependencia política de la banda terrorista es lo que explica el nerviosismo constante del Gobierno y de los socialistas, cuyo fruto es el tono agrio y exasperado con que adornan los habituales insultos que dedican a la oposición. No son capaces de aceptar que puedan haber cometido un error. No hablemos ya de pensar en rectificar. El sentido común es un completo desconocido en Ferraz.

Su reacción es la de siempre: Blanco ruge en sus fervorines de los lunes, Llamazares emplea su franquicia del PSOE en afirmar que Aznar ha de ser juzgado por la guerra de Irak y López Garrido tararea de nuevo la canción de la exclusión. No pueden hacer otra cosa, pues su política no es defendible con argumentos racionales. Así, intentan capear el temporal mientras esperan un comunicado de los terroristas que pueda salvarles el pellejo. Menos mal que ETA ya estaba finiquitada, que si no...

En España

    0
    comentarios