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Agapito Maestre

El PP en su sitio

Es menester que los profesionales se dejen de rollos baratos sobre "el derecho de información", y digan si están o no de acuerdo con su jefe, Polanco, a la hora de descalificar al PP por franquista.

El PP ha respondido con contundencia democrática a la calumnia de Polanco: o el magnate rectifica su estigmatización contra el PP o no colaboran con sus medios. Magnífico. La decisión es ajustada a derecho y, sobre todo, inspirada en los sagrados principios de la democracia: sin medios de información y formación de opiniones públicas políticas libres e independientes no hay democracia. Por supuesto, la medida afecta a los periodistas de Prisa en tanto que están absolutamente de acuerdo con la propiedad. Pocos son los que se han atrevido a mirar de frente, o sea, a analizar con limpieza de mirada el comportamiento exquisito y democrático del PP, cuando se ha movilizado contra la negociación del Gobierno con ETA. Salvo un periodista, que Polanco ha puesto ya en la calle, el resto de "profesionales" han dado la razón al magnate de la prensa española. Por supuesto, sus columnistas estrellas, "liberales" y "demócratas" según se juzgan ellos mismos, aún no han dicho nada contra las opiniones salvajes del magnate.

Por lo tanto, es menester que los profesionales se dejen de rollos baratos sobre "el derecho de información", y digan si están o no de acuerdo con su jefe, Polanco, a la hora de descalificar al PP por franquista.Reconozcan que el PP ha respondido libre y democráticamente contra unas opiniones disparatadas del patrón. Disparatadas, incultas y totalitarias, pues que es menester ser ciego, sectario y dogmático para calificar las más grandes manifestaciones democráticas de toda Europa como un fenómeno franquista. Aunque respecto a salvajismo e incultura hay gente que gana a Polanco, por ejemplo, un académico que "suscribe palabra a palabra lo que dijo Jesús de Polanco. Fue una declaración espontánea, sincera y cálida ante una pregunta y lo hizo de manera improvisada y sensata. La reacción del PP me parece totalmente absurda y de doblez farisaica."

La decisión del PP de no colaborar con Prisa no sólo defiende a sus bases de la calumnia, sino que introduce un debate que se extiende más allá de los terrenos, amplios y minados, de Prisa. Introduce un debate intelectual de calado sobre dónde están, en España, los verdaderos agentes de socialización democrática. El PP plantea el debate con precisión y valentía. Se diría que hasta ahora Prisa ha infectado al resto de los medios de comunicación con sus pobrísimos y sectarios esquemas de análisis político: la derecha es franquista y la izquierda es democrática. Falso. Tan falso como las preocupaciones exageradas de algunos medios de comunicación porque apareciesen banderas con el águila de San Juan en las manifestaciones contra el Gobierno. El cambio político en la democracia española es, exactamente, el opuesto a esas simplezas y tabúes. En efecto, mientras la izquierda española es sectaria y totalitaria, la derecha española, empezando por sus bases, son liberales y demócratas. Es el gran acontecimiento político celebrado por todos los grandes analistas internacionales de la sociedad española.

¿Quién recoge esa transformación básica de la vida política española? Sospecho que pocos medios, porque casi todos son dependientes, o mejor, están infectados de ese totalitario esquema "prisaico". No me refiero a los negocios que determinadas cabeceras "mediáticas" puedan tener bajo la apariencia de diferencias ideológicas, sino al esquema "prisaico" de buenos y malos, izquierdas demócratas y derecha franquista, en sus líneas editoriales y en sus columnistas. ¿Cuándo llegará el día que alguien hable del espíritu de "Prisa", de la izquierda "prisaica", infectando al grupo "Recoletos" o "Vocento"? Ojalá fuera pronto para darle pautas serias a nuestra democracia mortecina; pero de momento, y a tenor del silencio que está guardándose en algunos medios sobre la respuesta del PP a Polanco, sólo cabe esperar un "cierre de filas" de "los profesionales" por los patronos antes que por la democracia y la clarificación del sistema de comunicación con respecto al poder.

El debate, sin embargo, sobre la formación de la opinión pública democrática ya está abierto con gran coraje democrático por parte del PP. Los medios de comunicación en una democracia no pueden estar al servicio de los intereses de un señor ni de unos pocos... Este debate me gusta. Aprenderemos mucho. Veremos cosas curiosas, por ejemplo, cómo hay periódicos de izquierda que compra la derecha y, por supuesto, periódicos totalitarios que engañan a sus lectores considerándose demócratas. Este debate no puede eludirse diciendo que "no es tan importante lo que pueda decir, en uso de su libertad, un empresario periodístico". No, no, lo que diga Polanco es muy importante. Y, por supuesto, la respuesta del PP al empresario es tan decisiva como las manifestaciones democráticas de los tres últimos años.

Atentos.

El PP ha abierto un debate crucial, nada más y nada menos que una discusión sobre los medios de comunicación como agentes decisivos de la democracia. Será necesario que todos los que intervenimos en el proceso de creación de la opinión pública nos retratemos. Primero, ya está bien del cuento de la prensa espectáculo, que juega como lo peores partidos populistas a captar todo, sí, todos los lectores del mercado. Segundo, ya está bien de jugar al falso pluralismo de periodistas extremos en las mismas páginas de un periódico. Tercero, ya está bien de gente que juega a todo, siguiendo el modelo horroroso de que "todo el mundo es bueno". Cuarto, hasta que vengan tiempos mejores, riamos porque al menos el PP ha dejado con las vergüenzas al aire al Grupo Prisa. El PP prefiere que guarde silencio sobre sus actividades e informe sobre Zapatero y Carod Rovira, Zapatero y los terroristas, Zapatero y los nacionalistas, Zapatero y los populistas. El PP ha hecho bien al decir: todo El País para Zapatero.

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