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Isabel Durán

Perpiñán bis

Lo grave no es el descubrimiento del "indulto" etarra a los partidos capitaneados por Rodríguez Zapatero y Gaspar Llamazares, sino la falta total de reacción las formaciones aludidas.

Uno de los últimos hallazgos sobre la "política" de los etarras, batasunos y la sopa de letras del nacionalismo independentista terrorista es la constatación de que los comandos de ETA tienen carta blanca para acribillar a balazos a miembros del Partido Popular o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En el momento en el que tengan a tiro a varios de sus objetivos, les vuelan la tapa de los sesos. Sin embargo, para atentar contra miembros del Partido Socialista, de Izquierda Unida o del totalitarista PNV necesitan autorización expresa del jefe de los pistoleros Garikoitz Aspiazu, Txeroki. Lo grave no es el descubrimiento del "indulto" etarra a los partidos capitaneados por Rodríguez Zapatero y Gaspar Llamazares, sino la falta total de reacción las formaciones aludidas.

Excepción hecha de militantes socialistas como la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Maite Pagazaurtundua, o del intelectual de izquierdas Fernando Savater, a quienes los asesinos habían hecho incluso seguimientos, la novedad ahora es que el PSOE y los comunistas se han hecho también merecedores de la "bula" etarra de la que viene gozando tradicionalmente el nacionalismo vasco recolector de las nueces de ETA.

El silencio cobarde, antidemocrático y felón de las formaciones beneficiarias del "cordón sanitario" terrorista pone de relieve hasta qué punto se ha instalado la doble moral, la hipocresía totalitaria y la podredumbre en el tablero político español, en descomposición por el contagio del cáncer nacionalista que ha corrompido probablemente de manera irreversible la esencia misma del sistema democrático. Y no sólo en los responsables políticos sino en la sociedad misma.

Porque este Perpiñán bis, este "indulto" terrorista a priori y la delatadora falta de reacción de los responsables políticos merecería el repudio total y absoluto por parte de todos los sectores y estamentos sociales. Algo que no se va a producir, como tampoco tuvo una sola manifestación de repudio la tregua que Carod Rovira consiguió sólo para Cataluña cuando oficiaba como presidente de la Generalitat en funciones ni nadie ha salido durante el cuarto de siglo de gobierno del partido de Sabino Arana para protestar por el blindaje de facto terrorista, salvo contadas excepciones, a los nacionalistas vascos.

Zapatero ganó las elecciones ocultando su hoja de ruta del cambio de régimen, pero votar a su partido o a sus socios en los próximos comicios del 27-M es una opción con gruesas consecuencias. "Los ataques armados del 11-M en Madrid acabaron con ocho años de gobierno de Aznary el PSOE llegó al poder", lo que ayudó al "proceso de paz", señalan los encapuchados en su enésimo alarde de poder ante su periódico de cabecera. La banda terrorista ETA pone las listas, marca las reglas y elige sus objetivos en función de su conveniencia. Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.

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